Clouzot

Henri-Georges Clouzot


 Francia | 1917-1977






















1942 | 25 años
Asesino vive en el 21, El  
L'assassin habite... au 21
D: Henri-Georges Clouzot
M: Maurice Yvain




















1943 | 26 años
Cuervo, El  
Le Corbeau
D: Henri-Georges Clouzot
M: Tony Aubin




















1949 | 32 años
Manon  
Manon
D: Henri-Georges Clouzot
M: Paul Misraki




















1953 | 36 años
Salario del Miedo, El  
Le salaire de la peur
D: Henri-Georges Clouzot
M: Georges Auric




















1954 | 37 años
Diabólicas, Las  
Les Diaboliques
D: Henri-Georges Clouzot
M: Georges Van Parys




















1956 | 39 años
Misterio de Picasso, El  
Le Mystère Picasso
D: Henri-Georges Clouzot
M: Georges Auric




















1957 | 40 años
Espías, Los  
Les Espions
D: Henri-Georges Clouzot
M: Georges Auric




















1960 | 43 años
Verdad, La  
La Vérité
D: Henri-Georges Clouzot
M: Jean Bonal




Otros Films:

1947 EN LEGITIMA DEFENSA
1950 MIQUETTE ET SA MERE
1968 LA PRISONNIERE



Biografía:
    Director de cine francés, nacido en Niort. La obra fílmica de Clouzot se erige como una de las más sugerentes del cine mundial, mezcla de clasicismo y vanguardia, y merecedora de estudios que en los últimos lustros brillan por su ausencia. En 1928, y después de haber buscado sin mucho entusiasmo la manera de integrarse en la carrera diplomática, logra trabajar de periodista en una revista de cine y como secretario particular del célebre músico René Dorin, para quien acabará componiendo numerosas letras de canciones. Apenas dos años más tarde, en plena aparición triunfal del cine sonoro, Clouzot fue fichado junto a otras muchas personas provenientes de la escena teatral para convertirse en adaptador de guiones y director de diálogos de las dobles versiones idiomáticas en francés que se hacían de precedentes éxitos cinematográficos en alemán o inglés. Su temprano debut como director se produjo en 1931 con el cortometraje Le Terreur des Batignolles, pero el deseo de montar una opereta y una grave enfermedad, que le llevó a estar recluido en un sanatorio durante bastante tiempo, le mantuvieron alejado de la realización por espacio de una década. En 1942, aprovechando que el cine francés atravesaba por una seria crisis como consecuencia de la huida de numerosos directores al extranjero, volvió a ponerse detrás de las cámaras para filmar El asesino vive en el 21, una sorprendente película policiaca cuyo éxito contribuyó a su afianzamiento como realizador. Pero fue El Cuervo (1943) el largometraje que, para bien y para mal, marcó de forma indeleble la parte inicial de su carrera. Magnífica muestra del cine de suspense, este film le supuso en cambio que el director se viera apartado de la profesión varios años por las acusaciones de colaboracionista con el régimen nazi de Adolf Hitler.

Su vuelta sería por la puerta grande con En legítima defensa (1947), relato de un sórdido crimen, obra maestra del cine de intriga psicológica, en el que las conductas humanas son analizadas con lupa. Este largometraje devolvió a Clouzot a la primera línea como director. Sincero admirador del surrealismo, sobre el que tuvo ocasión de escribir durante su etapa como periodista, los elogios le serían devueltos por personalidades de la talla de Luis Buñuel tras Manon (1949), historia de un amor que va más allá de la propia realidad hasta negar incluso la muerte. El encadenamiento de obras geniales tendrá continuación con El salario del miedo (1953), donde se describía con amargos tonos la peripecia vital de tres hombres unidos a cambio de un sueldo miserable por el transporte de un peligroso explosivo que amenaza sus vidas. Este filme lanzó su nombre a escala internacional, incluyendo Estados Unidos, donde pasó a ser considerado como el Alfred Hitchcock francés. En ese sentido, Las diabólicas (1954) vendría a apuntalar su fama de cineasta magníficamente dotado para adentrarse en las profundidades de la psicología humana. En una nueva vuelta de tuerca sobre atmósferas turbias, crímenes sin esclarecer y comportamientos irracionales del individuo que tiene su explicación en lo más profundo de nuestra psicología, Los espías (1957) acababa desembocando en un universo del absurdo donde la realidad se integra con perfecta naturalidad. La verdad (1960), cuyo reparto estaba encabezado por Brigitte Bardot, marcó el punto de inflexión en su carrera: los tiempos estaban cambiando, la juventud demandaba historias cercanas a sus intereses y Clouzot era un realizador demasiado próximo a lo que se consideraba, sin mucho criterio ni conocimiento, como clasicismo. Cada vez más apartado de la profesión, sufrió un golpe definitivo con L'Enfer, proyecto inacabado que años más tarde retomaría Claude Chabrol con el mismo título, y donde pretendía reflejar hasta qué extremos pueden llevarnos enfermedades patológicas como los celos. A partir de ahí Henri-Georges Clouzot empezó su particular travesía del desierto, como los personajes de Manon, a la búsqueda de un sitio en la posteridad.  © L.F.C.


Galardones:
2 Méliès Manon, 1949 - El salario del miedo, 1953
1 Venecia Manon, 1949
1 Berlín El salario del miedo, 1953
1 Cannes El salario del miedo, 1953
1 Louis Delluc Las diabólicas, 1954



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