Colección de los artículos de Jotabeche (fragmento)José Joaquín Vallejo
Colección de los artículos de Jotabeche (fragmento)

"Los habitantes son en su mayor parte extranjeros, y de éstos un gran número es de argentinos, sin que podamos asegurar que mañana u otro día tengamos otra cosa en Copiapó, porque diariamente llegan escuadrones enteros a entregar sus armas a estas autoridades. Bien que de poco podría servir a la república (digo, las armas), pues se hallan tan melladas y maltratadas como, por lo visto, deben encontrarse las provincias unidas del Río de la Plata. Su conducta en este pueblo los acredita como hombres de orden; y sin han sido tan bravos en la pelea como lo son aquí en el amor, no pueden explicarse sus derrotas sino como un azar del dado, como un capricho de la suerte.
El bello sexo de Copiapó es como el bello sexo de todas partes, con lo que creo hacer su elogio. ¿Dónde no son las mujeres amables, bellas, graciosas, dotadas de bondad y talento? ¿Quién es el desgraciado que, bajo cualquier clima que las haya visto, no ha encontrado en su trato los encantos de uso y costumbre, los atractivos de tabla y las calenturas de cabeza sin las cuales no se puede vivir en medio de ellas? Cuando yo era joven y viajaba, como viajo siendo viejo, tuve la fortuna, que habrán tenido muchos, de encontrar en cada pueblo seis u ocho casas con dos niñas por lo menos cada una, que me gustaban a su tiempo. La que tenía los ojos verdes, los tenía azules o negros; si eran pardos, color de ojos que se cree insignificante, yo los hallaba irresistibles por la crespa pestaña que los rodeaba, y aún recuerdo que casi me perdí por unos bizcos, que me parecieron encantadores, desde que descubrí en ellos un no sé qué, imposible de definir. Lo mismo me pasaba con las demás facciones, todas eran gracias; y lo mismo me sucedería hoy en Copiapó si me pesase menos la fe de bautismo. ¡Qué colección de ojos tan variada! Aun ahora que ya mi sangre circula sólo por no perder la costumbre, por un resto del impulso que le diera el ardor juvenil en años que ya pasaron, me siento arrebatado por unos ojos dormidos, cuya interesante tristeza llena de alegría el alma; por unos hoyuelos, por un lunarcito... y por otros mil pequeños tesoros que en aquellos tiempos codiciaba de día y halagaban mi fantasía en las visiones de la noche. "



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