Impresiones de un viaje a Rusia (fragmento)Isidoro Acevedo
Impresiones de un viaje a Rusia (fragmento)

"En mi vida he visto dogmatismo más rígido, más pétreo y formalista que el que actualmente domina y subyuga a los socialistas españoles. Me explico perfectamente que el Sindicalismo, en nombre de una más positiva cultura, de ideas más vitales, se escinda del Socialismo y se lleve las masas que ustedes hasta ahora acaudillaban. Sin los procedimientos de violencia y sangre que se atribuyen al Sindicalismo, no veo imposible una inteligencia entre esa nueva escuela y la de la Democracia Cristiana y Sindicatos libres católicos. Sé positivamente que elementos de importancia del Sindicalismo rojo quieren paz con el Catolicismo y, acaso, una franca colaboración.
Voy al desgraciado dogmatismo de ustedes. Quieren ustedes que sus doctrinas programáticas o no programáticas sean poco menos que indiscutibles, inmutables hasta en las palabras, para su aceptación. Y, amigos, eso no puede ser; hay que discutirlo todo, explicarlo todo y renovarlo todo. No basta aprender de memoria la lección; hay que explicarla, hay que vivirla, rectificarla y contrastarla constantemente con la realidad.
A mis observaciones sobre la formulita dogmática de ustedes: "a nadie se la pide su cédula de comunión religiosa o política", con que pretenden demostrar que las organizaciones socialistas no son anticatólicas, y justificar al propio tiempo el anticatolicismo constante de sus órganos en la Prensa y de los discursos de propaganda, no me contesta usted nada; no hace más que repetirme la misma cosa, y quisiera saber, mi querido director, si mis modestas razones le convencen o quiere más claridad. Tanto la anterior formulita como la del Congreso de Erfurt: "la Religión es asunto privado", exigen explicación porque hay una contradicción palmaria entre la teoría indiferentista de ustedes, que respeto, y la práctica anticatólica de sus propagandas.
Pase que el que individualmente no cree, no practique ni hable en favor del Catolicismo; pase, igualmente que el que en nombre de una ciencia, más bien hipotética que demostrada (ya hablaremos de eso), crea que el Catolicismo es un absurdo, lo combata con las armas nobles de la razón; pero que esto lo haga individualmente, fuera de las organizaciones, fuera de los actos oficiales de propaganda societaria. Eso es lo lógico, lo noble y lo delicado. Hacer decir esa cosas anticatólicas que un individuo piensa por su cuenta y riesgo, a un periódico, La Aurora, por ejemplo, órgano de una entidad societaria que sostienen y han de leer muchísimos que son católicos; hacer oír a la fuerza peroratas sectarias y anticlericales a tantos y tantos obreros, que lo que quieren de sus líderes son doctrinas y soluciones económicas, me parece el colmo de la tiranía, del abuso y de la falta de respeto a sus propios asociados. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com