El camino estrecho al norte profundo (fragmento)Richard Flanagan
El camino estrecho al norte profundo (fragmento)

"Un hombre feliz carece de pasado, mientras que un hombre infeliz no posee otra cosa (...) Él creía que los libros tenían un aura protectora, que sin ellos moriría. Sería capaz de dormir plácidamente sin mujeres, pero nunca dormiría sin un libro (...) Hay palabras y palabras que no significan absolutamente nada y, de repente, una sentencia se torna omnisciente (...) Había llegado a la conclusión de que un buen libro es aquél que impele al lector a releerlo de nuevo, que deja un poso de nostalgia y que lo obliga a releer su propia alma. Ese tipo de libros era un bien muy escaso y más aún cuando fue envejeciendo. Aún buscaba con anhelo una nueva Ítaca (...) Amy, amante, amor. Susurraba estas palabras como teas flamígeras que se alzaran y se precipitaran al vacío, como si la vela fuera la historia de su vida y ella la llama. Se acostó en el lecho desordenado. Transcurrido un tiempo, encontró y abrió un libro que había estado leyendo y que confiaba en finalizar, un romance que deseaba que tuviera un final feliz, en el cual el héroe y la heroína hallaran el amor, junto a la paz, la alegría, la redención y la comprensión. El amor representa dos cuerpos con una sola alma, leyó, y pasó la página. Pero no había nada: las páginas finales habían sido arrancadas y utilizadas como papel higiénico o para fumar y no había esperanza, gozo o comprensión. No había una última página. El libro de su vida había sido cercenado. Sólo había barro en la sima y un cielo sucio en lo alto. No había paz ni esperanza. Y Dorrigo Evans comprendió que la historia de amor duraría para siempre, un mundo sin final. Él viviría en el infierno, porque el amor es eso también. "


El Poder de la Palabra
epdlp.com