Una investigación sobre nuestra idea de belleza (fragmento)Francis Hutcheson
Una investigación sobre nuestra idea de belleza (fragmento)

"El mismo fundamento es el que tenemos en nuestro sentido de la belleza en las obras de la naturaleza. En cualquier parte del mundo que llamamos bella, hay una gran uniformidad en una casi infinita variedad. Muchas partes del universo no parecen diseñadas para su uso humano o, mejor dicho, sólo tenemos trato con una pequeña parte de él. Las figuras y los movimientos de los grandes cuerpos no resultan obvios para nuestros sentidos, sino que son descubiertos mediante la razón y la reflexión y tras muchas observaciones. Y, sin embargo, en la medida en que podemos descubrirlos por nuestros sentidos, o al aumentar nuestro conocimiento de ellos mediante los razonamientos y ampliar nuestra imaginación, generalmente encontramos su estructura, orden y movimiento agradable a nuestro sentido de la belleza. De hecho, no todo objeto particular en la naturaleza nos resulta bello, pero hay una gran profusión de belleza en la mayor parte de los objetos que aparecen ante nuestros sentidos o ante los razonamientos fundados en la observación. Dejando de lado la situación aparente de los cuerpos celestes en la circunferencia de una gran esfera, que es debida completamente a los errores de nuestra vista al discernir distancias, las formas de todos los grandes cuerpos en el universo son casi esféricas, las órbitas de sus revoluciones son generalmente elípticas y sin gran excentricidad en aquellos cuerpos que caen continuamente bajo nuestra observación. Éstas son figuras de gran uniformidad que, por tanto, nos resultan placenteras. Además, para sortear la menos clara uniformidad en las proporciones de sus cantidades de materia, distancias y tiempos de revolución, ¿qué puede mostrar una realización mayor de la uniformidad en la variedad que el constante tenor del giro en casi el mismo tiempo, en cada planeta, alrededor de su eje y alrededor de la estrella central o Sol, a lo largo de todos los tiempos de los que tenemos memoria, y en casi la misma órbita? Por ello, tras ciertos períodos, las mismas apariencias son siempre renovadas; las alternadas sucesiones de luces y sombras, o día y noche, se persiguen constantemente alrededor de cada planeta. Con una agradable y regular diversidad en los tiempos dominan los varios hemisferios en el verano, otoño, invierno y primavera. Y las diversas fases, aspectos y situaciones de unos planetas respecto de otros, sus conjunciones y oposiciones, en que repentinamente se oscurecen unos a otros con sus sombras cónicas en los eclipses, se repiten para nosotros en períodos fijos con invariable constancia. Estas son las bellezas que encantan al astrónomo y que tornan placenteros sus aburridos cálculos. "


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