El sueño de Damocles (fragmento)Fatos Kongoli
El sueño de Damocles (fragmento)

"Al día siguiente por la mañana Roza me telefoneó. Mi padre había salido muy temprano de casa y yo aún estaba acostado cuando sonó el teléfono. No me moví, yo recibía pocas llamadas. Por eso Dizi no tardó en acudir, la puerta de su habitación se abrió y alzó el auricular. Poco después sentí unos golpes en mi puerta y su llamada en voz baja. De no haber estado despierto no la habría oído, y de no oírla no habría vuelto a encontrarme ese día con Roza. Pero yo estaba despierto y escuché su llamada en voz baja, casi como un susurro. Creyendo que Dizi no se encontraría en el pasillo, salí tal como estaba, en calzoncillos. Y en efecto, Dizi no estaba en el pasillo. Estaba en el cuarto de baño. Y había dejado la puerta abierta. Mientras me colocaba el auricular en la oreja y oía una voz de chica al otro lado de la línea, vi a Dizi a través de la puerta abierta. Estaba de espaldas a mí con un fino camisón. El pelo suelto le caía por la espalda y durante un instante seguí sus movimientos. Mi confusión fue total cuando ella se volvió, salió del cuarto de baño y nos encontramos frente a frente, ella con sus pechos desnudos bajo el fino camisón y yo en calzoncillos, mientras oía una voz de chica al otro lado de la línea sin comprender quién era y qué quería de mí. Dizi sonrió y trató de cubrirse los senos. Dijo que toda la noche había estado sudando como en un baño turco y que ahora quería darse un baño de verdad.
Al fin comprendí quién me hablaba desde el otro lado de la línea: era Roza. Yo solo tenía en mente una cosa: desaparecer del pasillo. Mi presencia allí, ante los ojos de la esposa de mi padre con tan indigna facha, era una vergüenza. Pero Roza no me lo permitía. Insistía en que fuera a reunirme con ella sin falta, como mucho en una hora, al bar Europa. Entretanto Dizi volvió a aparecer en el pasillo. Esta vez en lugar del camisón se había puesto un albornoz color naranja. Sin más preámbulos le dije a Roza que me esperara, que iba de inmediato. Eso fue cuando Dizi se metió en el cuarto de baño y empujó la puerta tras de sí, pero tan despacio que no se cerró del todo y a través de la estrecha ranura vi cómo se quitaba el albornoz y, por una décima de segundo, pude contemplar su cuerpo completamente desnudo. Fue una décima de segundo y no sabría decir si después su cuerpo quedó ocultó a mi vista o fui yo quien se metió como un rayo en la habitación, me vestí a toda prisa tratando de no hacer el menor ruido y salí de casa de puntillas, como un ladrón. "



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