Ramuncho (fragmento)Pierre Loti
Ramuncho (fragmento)

"Ahora abren, en la hermosa mañana de abril, los cristales de sus estrechas ventanas, practicadas a modo de troneras en el espesor de la muralla ruinosa.
Y la luz se precipita en oleadas que deslumbran sus ojos. La primavera resplandece en los campos. No habían visto nunca como ahora, sobre sus cabezas, cumbres tan altas y tan próximas. A lo largo de las pendientes frondosas y de las montañas cuajadas de árboles, desciende el sol irradiando en el fondo del valle sobre la blancura de la aldea, sobre la cal de las casas vetustas con sus verdes postigos.
Los dos despiertan radiantes de juventud, lleno de alegría el corazón. La mañana les promete, allá abajo, en el campo, en casa de los primos de la señora Dargaiñáraz, una visita a las dos muchachas que la víspera por la tarde debieron de llegar en coche: Graciosa y Paquita.
Después de una mirada al frontón, donde irán a pelotear un poco por la tarde, se ponen en camino por estrechas sendas, magníficamente verdes, que se ocultan en lo profundo de los valles, costeando los frescos torrentes. Las digitales en flor se yerguen por todas partes con sus varas rosadas, descollando entre el conjunto calado e infinito de los helechos.
La casa de los primos Olagaray es distante, según parece, y de vez en cuando tienen que detenerse para preguntar el camino a los pastores; o bien llaman aquí y allá, a la puerta de alguna casa solitaria de las que suelen encontrarse bajo la verde espesura de las ramas. No habían visto los jóvenes en su vida albergues tan viejos como estos de los vascos, ni otros tan primitivos, amparados a la sombra de gigantescos castaños. "



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