Intrigar para morir (fragmento)Luis González Bravo
Intrigar para morir (fragmento)

"Mar. Por última vez escucho las palabras de usted.
Conde. Tal vez no suceda lo que usted dice; pero no es eso lo que importa ahora.
Mar. Nos conocemos demasiado, señor conde, y no me puede usted engañar fácilmente.
Conde. Ni lo pretendo, señora; digo lo que siento, y solicito lo que anhelo.
Mar. Ya sabe usted mi respuesta.
Conde. Quiero ignorarla, por usted misma.
Mar. Pues la repetiré si es preciso...
Conde. Mariana, ¿se burla usted de mí?
Mar. No me burlo: respondo, como debo responder al conde de Valílorido.
Conde. Me admira tanta firmeza, tanta arrogancia.
Mar. Y á mí me pasma tanto atrevimiento.
Conde. ¿Es decir que debo perder toda esperanza?
Mar. Cuando en una situación crítica de mi vida, que no habrá usted podido olvidar, dije yo que nunca alentaría los proyectos de un intrigante miserable, lo dije porque pensaba cumplirlo.
Conde. Y cuando en esa misma situación llegué yo á amenazar con la infamia y el vilipendio á una mujer que había olvidado sus deberes, hice aquellas amenazas porque pensaba cumplirlas; la mujer entonces cedió á mis deseos.
Mar. {Aparte.) ¡Ah! ¡Dios mío! {Alto.) Cedió, y escribió una carta fatal...
Conde. Cuya carta envolvía una promesa para mí.
Mar. Yo entonces rescaté esa promesa interponiendo mi mediación, para que usted no pereciese en la miseria; y del polvo en donde yacía, le levanté á la altura en que hoy se encuentra. El hombre deshonrado y perdido, á quien la sociedad condenaba ya, conquistó un puesto en ella: el mundo le recibió con los brazos abiertos; se cumplieron los deseos de usted. ¿Qué más pude yo hacer, señor conde?
Conde. Pudo usted enlazar su suerte con mi suerte; caminar por donde yo camino, participar de mis esperanzas, y de mis desdichas: en una palabra, pudo usted ser mía.
Mar. Pude, pero no quise arrastrarme en el cieno. "



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