Morirás lejos (fragmento)José Emilio Pacheco
Morirás lejos (fragmento)

"A la retaguardia de los ejércitos invasores operó el Einsatzgruppe con este objeto específico. Es responsable de dos millones de muertes. Bajo pretexto de trasladarlos para que se establecieran en otra aldea, los SS llevaban a los judíos al borde de una inmensa trinchera antitanque o una depresión natural. Hacían fuego en cuanto las víctimas bajaban de los camiones. Los fusilados se desplomaban en la fosa sin que nadie se tomara la molestia de rematarlos. A quienes llegaban después se les hacía avanzar entre montañas
de muertos y agonizantes hasta el sitio preciso de su ejecución.
Estas matanzas en gran escala seguían un método arduo, costoso, sangriento. Algunos oficiales protestaron. Los más terminaron por endurecerse pero otros se suicidaron o fueron confinados en manicomios. Entonces los SS recurrieron a nuevas formas de asesinato colectivo, perfeccionando la experiencia adquirida: monóxido de carbono liberado por motores Diesel, balas emponzoñadas, inyecciones de fenol y petróleo. Todas lentas e inefectivas ante el creciente número de condenados a muerte.
Aquellas industrias del gran capital que más se habían beneficiado con el trabajo esclavo -Krupp, Siemens, Farben- contribuyeron a los esfuerzos para jubilar a los superexplotados. Los químicos de Farben a partir del insecticida Zyklon (siglas de sus ingredientes: cianuro, cloro y nitrógeno) elaboraron en cristales de ácido prúsico el Zyklon B: el gas de las cámaras. Las cámaras que permitían exterminar diariamente hasta quince mil víctimas en cada Vernichtungslager y daban margen al aprovechamiento mercantil de sus cuerpos y al reciclaje de sus objetos personales. La matanza quedó íntegramente industrializada y automatizada.
Sea pues Herr Eme entre el nihilismo y la utopía del horror mirando furtivamente al cielo: constelaciones, astros muertos, luz petrificada de una antigua catástrofe que en este instante ocurre hace mil años, arenales de la Luna, desiertos de Marte donde ellos no instalarán jamás las bases que hubieran asegurado la hegemonía del Tercer Reich durante un milenio. Eme sabe que arriba, entre tanta luminosidad filtrada a veces por planetas que ya no existen, giran
complejas y precisas maquinarias habitadas por cuerpos incorruptibles condenados a girar infinitamente en su órbita. Y piensa que todo ello fue posible gracias al desarrollo de su balística, a los cohetes enviados contra Londres. "



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