El jardín colgante (fragmento)Javier Calvo
El jardín colgante (fragmento)

"Sara Arta hace un gesto que desempeña las funciones de un chasquido molesto de la lengua pero que suena más como un borboteo. Gira la cabeza trabajosamente y suelta un escupitajo de sangre en el suelo.
—Es culpa mía que esté usted aquí —continúa Lao—. No fui lo bastante eficaz. Yo tendría que haberla encontrado primero. Es mi trabajo, encontrar cosas. Si la hubiera encontrado yo primero, la habría puesto bajo protección. Mi unidad no sigue los protocolos habituales. Podríamos haber negociado y la habría sacado del país. —Enseña las palmas de las manos—. Me tengo que disculpar.
Sara Arta vuelve a escupir sangre en el suelo.
—Vete a tomar por el culo —dice—. Pídeme un cigarrillo.
—Todavía podría ayudarla —sigue diciendo Lao—. Obviamente ya no puedo sacarla de la cárcel. Fuera no duraría ni un día. Pero puedo ayudarla mientras esté dentro. Evitar que le vuelvan a hacer daño. Tal vez hasta conseguirle régimen de visitas. A cambio de que usted me ayude a mí. Dirijo una unidad autónoma dentro del Servicio de Información Central. Tenemos una operación activa en la que podría ayudarnos. Con el tiempo, si la cosa va bien, tal vez eso le podría reducir la condena.
De la cara desfigurada de Sara Arta sale un ruido entrecortado y líquido que solamente al cabo de un momento se distingue que es una risa. Al cabo de otro momento la risa se desintegra entre toses. Sara mueve la cabeza a un lado y al otro hasta que consigue enfocar de alguna manera a Lao con los ojos inflados.
—Eres el cabrón más feo que he visto en mi vida —dice, entre resuellos—. Pareces un puto aborto andante.
—Es posible que cambie usted de opinión más adelante —sugiere Lao.
—Y es posible que tú rompas los espejos —dice ella—. Hasta después de charlar con tus amigos soy más guapa que tú, monstruo de mierda.
Lao se encoge de hombros. "



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