La profecía de Magallanes (fragmento) " El mar estaba inquieto, el cielo oscuro por nubes cenicientas apagado, con fulgor inseguro, empezaba a asomarse la alborada; cerrando los Confines de Occidente, brotaban de las sombras lentamente las titánicas cumbres de los Andes, y en toda su hosquedad la Naturaleza mostraba la magnífica fiereza con que sabe vestir los hechos grandes. Y entre esa majestad, sobre las olas que el continuo vaivén tornaba pálidas las cuatro carabelas españolas se alzaban atrevidas y gallardas; sobre la inmensa superficie solas, las quillas en el mar, la enseña al viento lanzaban en su arrojo un desafío al oscuro nublado, al mar bravío, al ígneo rayo y al ciclón violento. ¡Jamás ante el poder de un elemento temblaba aquella Raza de titanes! Hasta el mar cuando fiero se alborota humilla su poder ante una flota como aquella de Hernando Magallanes. El era su Almirante. Sobre el puente de la nave izadora de la enseña iba el bravo marino, alta la frente, la mirada aguileña escrutando orgullosa el Occidente: es que allá, separados los pilares que forman la gigante cordillera, dejaban paso abierto hacia otros mares, es que la audaz quimera que en su mente genial alentó un día ante la faz de la Creación entera proclamando su gloria se cumplía... Magallanes habló; sus ojos de ave brillaban encendidos de entusiasmo, los bravos marineros de la nave le escuchaban hablar, mudos de pasmo, y aun las nubes que en lo alto se cernían, y hasta el agua sin fin del mar Atlante absortas parecían escuchando la voz del Almirante. " epdlp.com |