Casa grande (fragmento)Luis Orrego
Casa grande (fragmento)

"El lacayo abrió rápidamente la portezuela por la cual se deslizó fina pierna cubierta con media de seda negra, un piececito encerrado en zapatilla de charol y una mano pequeñísima que alzaba la falda de seda clara.
(…)
Ángel contemplaba con embriaguez de sensualismo aquella fina pierna, cubierta por media negra, que huía en la espesura, corriendo y dando saltos con la ligereza de niña de diez años, huyendo acaso como las gacelas y añadiendo encantos de timidez pudorosa a esos otros presentidos y soñados.
(…)
Todas las delicadezas y pundonor de hombre y de hidalgo quedaban bajo las patas de los caballos. Sintió que indirectamente se le echaba en cara el vivir a costa de su mujer, el no tener fortuna propia, el haber perdido la de Gabriela... Y la conciencia de que todo aquello era cierto y de que no podía negarlo, le infundió desesperación creciente. No había en el mundo ser más desgraciado que él... De ahí le mordió el sentimiento de odio en contra de Gabriela, en forma tal que no le dominaba, y se arrojó sobre el sofá con la cabeza entre las manos. Entonces de nuevo surgió el pensamiento monstruoso, ya rechazado con horror otras veces: quería ver morir a Gabriela, hacerla desaparecer por algún medio, sin que ella sufriera, y sin que lo supiera nadie...matarla...El corazón le latía apresuradamente y sentía la boca llena de saliva. "



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