Ladrón de cuarteles (fragmento)Tobias Wolff
Ladrón de cuarteles (fragmento)

"Lewis va arrastrando los pies a lo largo de la carretera que le aleja de Fort Bragg; murmura y hace auto-stop, pero está tan enfadado que lanza miradas de indignación a todos los conductores que pasan y no le cogen. Está enfadado porque no puede decirles a sus amigos que le acompañen al cine. Bop Hope es su actor favorito, pero no resulta demasiado divertido ir a verle solo. Piensa que deberían ir con él.
Cuando llega al pie de la Smoke Bomb Hill, un coche descapotable se detiene a por él. El conductor del descapotable es un profesor que da clase en la escuela elemental del campamento. Está nervioso, tenso. Lewis se apoya en la portezuela del descapotable y le pregunta algo que no consigue entender porque la voz de Lewis es potente y espesa. El profesor se limita a mirar al frente y a hacer un gesto de asentimiento.
Lewis se sube. Cuenta al profesor que un amigo suyo de Lawton tenía un coche como éste y una noche se despistó y entró con él en un patio y una cuerda metálica de tender la ropa le dejó sin cabeza. Nunca consiguieron encontrar la cabeza. Lewis dice que se imagina que uno de los perros del vecindario la había cogido y la enterró en alguna parte.
Saca un paquete de chicles y se mete cuatro barras en la boca, tirando los papeles al suelo del coche. Ya ha desenvuelto la última barra y va a metérsela en la boca cuando recuerda los modales y ofrece chicle al profesor. El profesor niega con la cabeza, pero Lewis insiste hasta que lo coge. Cuando se pone a mascarlo, Lewis sonríe y asiente.
Dejan el campamento y se dirigen hacia la ciudad. La carretera está bordeada de restaurantes y sitios donde venden coches usados a precios especiales para los militares. Ondean flojamente banderas norteamericanas encima de los remolques con aire acondicionado donde se cierran los tratos, y vendedores de camisa blanca andan por allí en grupos. Al empezar a oscurecer sus camisas parecen brillar. El aire huele a hamburguesa.
El profesor mira de reojo a Lewis. Lewis dice algo incomprensible y el profesor aparta rápidamente la vista y asiente. Lewis sube el volumen de la radio al máximo y se pone a mover los botones. Cuando no consigue lo que quiere hace girar el botón de la sintonía a uno y a otro lado. Piden la opinión a gente sobre si deberíamos de lanzar la bomba atómica en Vietnam del Norte.
Un hombre dice que deberíamos, y ahora mismo. Luego una mujer dice por teléfono que cree que las personas corrientes de Vietnam del Norte probablemente sean muy parecidas a las personas corrientes de aquí, y que son sus dirigentes los que crean problemas. Cree que deberíamos pensar en un modo de tirarles la bomba sólo a los dirigentes. Lewis hace explotar un globo de chicle. Mira la radio como si escuchara con los ojos.
Al profesor le recuerda a uno de sus alumnos. En la cara como sin terminar, en el modo como mira, en su impaciencia. Le pide a Lewis que baje la radio, y cuando Lewis adelanta la mano hacia el botón, el profesor se fija en la mano, inflamada, amoratada. En los cinco días desde que Lewis se ortigó, la hinchazón casi sigue igual. El profesor pregunta a Lewis qué le pasó. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com