El desorden de tu nombre (fragmento)Juan José Millás
El desorden de tu nombre (fragmento)

"Abandonó la mesa de trabajo y fue a tumbarse en el sofá sobre el que solía leer o ver la televisión. Desde allí, con los ojos abiertos, se situó en un punto conocido de Príncipe de Vergara y caminó hacia el parque de Berlín, hacia un encuentro imaginario con la mujer que el día anterior se había revolcado entre sus sábanas y que había formado con su delgado cuerpo las complicadas arquitecturas que Julio, incansable, solicitaba de ella. La calle, bajo el sol, parecía desierta; las figuras humanas y los coches eran tan tenues como una pincelada de acuarela, tan fugaces como una idea sobrevenida en el tránsito de la vigilia al sueño. Cuando llegó a la plaza de Cataluña, situada en las estribaciones del parque, el Julio imaginario era ya para el Julio real el personaje de una historia de amor y de adulterio. Moviendo ligeramente la cabeza, fijó la vista en su mesa de trabajo, en su silla vacía, y se imaginó sentado en ella, describiendo sobre un folio la incertidumbre apasionada de un sujeto que, tras una sesión de análisis, se dirigía al parque de Berlín en busca de un encuentro probable con una mujer casada. De repente sucedió un acierto narrativo que consiguió arrancar una sonrisa de los labios de Julio: aquella mujer que bajo la coartada de cuidar a su hija le esperaba sentada en un banco, y con cuyo cuerpo había gozado el día anterior, era en realidad la esposa de su psicoanalista.
La idea le pareció brillante, y tan buena como foco central de un posible relato que se sintió repleto de gratitud hacia sí mismo, gratitud que constituía un modo de reconocimiento a su talento literario. Ahí había una novela. Se incorporó, por tanto, lleno de fuerzas otra vez, y se sentó a escribir con una seguridad que él mismo, en algún momento impreciso, calificó de peligrosa. "



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