Extinción (fragmento)Thomas Bernhard
Extinción (fragmento)

"Ese espíritu católico-nacionalsocialista, aunque tenga que exponer la palabra espíritu en este contexto, porque no puedo hacer otra cosa, a semejante ensuciamiento, le había dicho a Gambetti, imperó siempre en Wolfsegg e imperará siempre allí. Mi hermano Johannes tiene ese mismo espíritu, como por lo demás también mis hermanas, éstas, sin embargo, naturalmente de la forma más tonta, a diferencia de mi hermano Johannes que, como nuestro padre, ha cultivado más o menos durante toda la vida el espíritu católico-nacionalsocialista, que al fin y al cabo, como he dicho ya a menudo, es el antiespíritu austríaco. Yo mismo me he sustraído a ese espíritu, Gambetti, aunque haya tenido que luchar esa lucha durante toda mi vida, porque ese espíritu es innato y, de los espíritus innatos, o no se deshace uno ya, o sólo de la forma más horrible una y otra vez, pero probablemente nunca de una forma definitiva, Gambetti. Pero mi existencia consiste en la liberación durante toda mi vida de ese antiespíritu austríaco, le había dicho a Gambetti. Por ese espíritu en calidad de antiespíritu me veo acometido una y otra vez, le había dicho a Gambetti. Pero apenas observo en mí, interior o exteriormente, ese antiespíritu originalmente austríaco, me defiendo contra él con uñas y dientes. En 1931, pensé contemplando la fotografía de 1960 que muestra a mis padres en la Estación Victoria de Londres, mis padres se acababan de casar y mi madre había triunfado, alcanzando, por decirlo así, su apogeo. Verdad es que mi padre no había conseguido todavía lo que quería: un heredero. Los hombres como mi padre no quieren un hijo, quieren un heredero y no se casan hasta muy tarde, sólo con ese fin único y que realmente los ata se precipitan a casarse con alguna mujer a la que han conocido sólo corto tiempo y de la que no saben casi nada, en su avidez de un heredero. Cuando viene al mundo el heredero, están ya bastante debilitados y pueden ser calificados de viejos. La madre dice a un hombre así, te daré un heredero, y al mismo tiempo y realmente le quita casi todo. Por otra parte, el nuevo padre tiene la sensación de haber cumplido la obligación de que se trataba. Cuando el heredero está ahí, su mujer no le interesa ya. La castiga la mayor parte del tiempo con su indiferencia, y le reprocha, cuando le parece y ella le da la posibilidad, su bajeza, porque se ha aprovechado de su generosidad casándose con él sólo para tener acceso a su fortuna. "


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