Poesía y verdad (fragmento) Goethe
Poesía y verdad (fragmento)

"Los ojos ya están fatigados por la gran cantidad de servidumbre y restantes instituciones ricamente vestidas, así como por el gallardo avance de la nobleza. Y cuando al fin hacen su entrada los embajadores electorales, los cargos hereditarios y finalmente, bajo el baldaquino ricamente bordado y llevado por doce escabinos y concejales, aparece majestuosamente el emperador con vestidura medieval y a la izquierda, un poco más atrás, su hijo vestido con traje español sobre caballos espléndidamente ornados, los ojos ya no se bastan a sí mismos. Cualquiera hubiera deseado retener aquella aparición sólo por un instante a través de alguna fórmula mágica, pero sus majestades pasan inevitablemente de largo y el espacio que apenas han abandonado es inmediatamente ocupado por la masa del pueblo.
No obstante, se estaba formando ya una nueva aglomeración, pues había que abrir otro acceso a la puerta del Römer desde el mercado y construir el puente de tableros que debía cruzar el cortejo en su camino de regreso desde la catedral.
Lo que había acontecido en la catedral, las interminables ceremonias que preparan y acompañan la consagración, la coronación, la acolada, todo eso pedimos que nos lo explicaran a continuación quienes habían renunciado a alguna otra cosa con tal de estar presentes en la iglesia.
Mientras tanto nosotros consumíamos una comida frugal sin abandonar nuestro sitio, pues en el día más festivo que jamás habíamos vivido tuvimos que conformarnos con viandas frías. A cambio, se había traído de la bodega familiar el mejor vino añejo que teníamos, de modo que al menos por esta parte pudimos celebrar a la antigua tan antigua fiesta.
Lo más digno de verse que había en ese momento en la plaza era el puente terminado cubierto de un paño rojo, amarillo y blanco, y pronto íbamos a poder admirar también a pie a ese mismo emperador que habíamos visto primero en carroza y después a caballo. Y por sorprendente que pueda parecer, era lo que esperábamos con mayor ilusión, pues esta forma de mostrarse no sólo nos parecía la más natural, sino también la más digna. "



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