El Sr. Bille en medio de la tormenta (fragmento)Pierre Villetard
El Sr. Bille en medio de la tormenta (fragmento)

"De lejos semejaba un avispón anestesiado por la lluvia de abril… Bajo el cielo sombrío se escapaba cadencioso el tañido de la campana. Se dejaban sentir sobre el camino irisado de un tono grisáceo la lluvia, las sonrosadas manzanas, los vaporosos setos. Llovía de forma pertinaz sobre una Riviera plagada de luminiscentes estrellas, frente a la tácita indecisión de las boscosas colinas, de las diversas casas de techumbre de paja adornadas con oleaginosas semillas, cual mantel ocre que iluminara un triste cielo. Acerquémonos. Contemplemos cómo crece el avispón. Bajo la mirada de un microscopio colegiremos que en realidad se trata de un hombre, pelirrojo, cuya faz se ve alentada por un grueso mostacho. Y su orgullo trasciende con fiereza, como si se tratara de una hoja aparentemente muerta que en realidad levitara.
[…]
El dorado león corona los nobles vicios del café Moussard. La ciudad se despide de su insulso y estúpido letargo. ¡Adiós! En el fondo no somos más que el ridículo bastión de una negra contienda. Maldito sea este día… si albergáis algún tipo de duda, afirma Billé en tono quejumbroso. Y se marcha con paso cansino a lo largo de los raíles, tratando inútilmente de envanecer su lastimado orgullo, al indefenso arbitrio de las metálicas láminas de lluvia que caen sobre él, que tuerce a la derecha, sin miedo alguno, como los muertos de Carency. Y habla consigo mismo en la lasitud de su soledad:
-«Aún sigo firmemente los mandatos de mis superiores». Éste es un pensamiento que debería trasladarse al territorio francés por entero. Ésta sería la base de la primera guardia. El Sr. Bille se sentía henchido de orgullo por la enorme confianza que había sido depositada en él:
-«Cierto sector murmura… Yo conformo mi propio sector». Y sobre él ondean al viento estos trémulos ramos; sobre él discurren los pastizales alimentados con las claras aguas celestes y acunados por las matas de los sauces entre el lastre fluvial. A él honra incluso el frágil puente, que no es más que un entramado protector de prados y arroyos sin pretensiones. "



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