El punto ciego (fragmento)Javier Cercas
El punto ciego (fragmento)

"Un libro no existe por sí mismo, sino sólo en la medida en que alguien lo lee; un libro sin lectores no pasa de ser un montón de letra muerta, y es cuando los lectores lo abrimos y empezamos a leerlo cuando se opera una magia cotidiana y la letra resucita, dotada de una vida nueva. Nueva y, claro está, distinta en cada caso; después de todo, un libro es apenas una partitura que cada cual interpreta a su manera: cuanto mejor es la partitura, más y mejores interpretaciones tolera o fomenta; por eso hay, virtualmente, tantos Quijotes como lectores del Quijote. En definitiva, es el lector, y no sólo el escritor, quien crea el libro. Tomándose la libertad de regañar a sus lectores, Virginia Woolf lo dijo así: «En su modestia parecen ustedes considerar que los escritores están hechos de una pasta distinta de la suya; que saben más sobre los hombres de lo que ustedes saben. Nunca hubo un error más fatal. Es esta división entre lector y escritor, esta humildad de su parte, estos aires de grandeza de la nuestra, lo que corrompe y castra los libros, que deberían ser el fruto saludable de una estrecha e igualitaria alianza entre nosotros». Es posible, incluso, que la Woolf se quede corta, y que el lector cree el libro todavía más que el escritor, al menos en el caso de los mejores lectores y los libros mejores. Era lo que creía Paul Valéry: «No es nunca el autor el que hace una obra maestra —escribió—. La obra maestra se debe a los lectores, a la calidad del lector. Lector riguroso, con sutileza, con lentitud, con tiempo e ingenuidad armada. "


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