Nuestros hijos (fragmento)Florencio Sánchez
Nuestros hijos (fragmento)

"PANCHITA. -(Desolada.) ¡Jorgelina! ¡Jorgelina! (La abraza con efusión un tanto cómica.) ¡Vengo consternada! ¡Consternada!... ¡Qué cosa tan horrible, hermana!...
SRA. DE DÍAZ. -(Con gesto de circunstancias.) ¡Así es Pancha, así es!...
PANCHITA. -¡Como estarán en aquella casa! ¡Qué golpe para Jorgita! Se lo venía diciendo en el camino a Ernesta. ¿Verdad, Ernesta? Figúrate que nada sabíamos, ¿qué íbamos a saber, metidas en la quinta como lo pasamos toda la vida?, cuando esta mañana salíamos para la capilla donde nos toca la guardia del Santísimo y ¿con quién nos habíamos de encontrar? Con Eduarda García y las muchachas que iban a Palermo y detienen el coche. Panchita ¿sabe usted si se han batido? ¿Quiénes? ¿Pero en qué mundo viven? ¡Alfredo su sobrino, con Enrique!, ¿Por qué...? Y me contaron que Enrique se negaba a casarse después de... en fin, la verdad. ¡Espero que no me habrán engañado! Tomamos un coche y sin respirar nos hemos venido hasta aquí. ¡Cómo estarás, hijita, cómo estarás!...
SRA. DE DÍAZ. -¡Abrumada!
PANCHITA. -Saben algo de Alfredo.
SRA. DE DÍAZ. -Nada. Imagínate mi inquietud. ¿Es cierto lo del duelo?
PANCHITA. -Ciertísimo. ¡En unas condiciones terribles, a pistola a cinco pasos, qué sé yo! ¡Y claro está, en estos casos que menos!... ¡Ah! ¡Te advierto que las de García también están consternadas!... ¡No llores, no te aflijas, mujer!...
SRA. DE DÍAZ. -¡El pobre Alfredo!
PANCHITA. -Quizá no le haya sucedido nada. El muchacho tira muy bien. Cálmate.
SRA. DE DÍAZ. -¡Esta incertidumbre! La imposibilidad de averiguar...
PANCHITA. -Alfredo se vendrá en seguida. Pero quien iba a pensar que Mercedes...
ERNESTA. -¡Oh, yo sí!... Con la educación que reciben las muchachas de hoy es preciso esperarlo todo. Y esa Mercedes nunca me gustó nada. ¡Por algo no hacíamos buenas migas!...
PANCHITA. -No seas injusta, Ernesta. Nuestra sobrina ha tenido muy buena moral y muy buenos ejemplos.
ERNESTA. -Se inclinaba más al padre y ha salido tilinga como él.
PANCHITA. -Y el filósofo ¿qué dice? ¿Sigue viviendo en la luna?
SRA. DE DÍAZ. -Está muy satisfecho.
ERNESTA. -¿Han visto? Lo que yo decía.
PANCHITA. -Supongo que habrán tomado ya alguna determinación.
SRA. DE DÍAZ. -Ninguna. No nos hemos repuesto aún. Después... Alfredo que no aparece, por un lado, y la conducta de Eduardo por otro, me tienen en una situación que... francamente, no sé que pensar ni que hacer. "



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