La venganza (fragmento)Alberto Blest Gana
La venganza (fragmento)

"Más de diez minutos habían transcurrido de este modo, durante los cuales ni el marqués ni los negros habían podido oír fuertes golpes dados a la puerta de calle y después un ruido de voces en el patio.
Con gran sorpresa vio entonces don Álvaro volar en astillas una hoja de la puerta que conducía al pasadizo por donde había entrado en la antesala, y entrar en tropel en ésta a su criado con los encapados de la policía y tras ellos don Martín Osorio.
No olvidemos que don Martín era la persona a quien el criado del marqués tenía encargo de llevar dos botellas, que según dijo don Álvaro, había en su maleta.
Los encapados se apoderaron fácilmente de los negros que opusieron muy poca resistencia, mientras que Juan se acercó a su amo como buscándole las heridas que suponía hubiese recibido en la lucha que acababa de sostener.
—A tiempo llegas, Juan —le díjo el joven—, porque estos malditos negros desplegaban gran conato de extinguir conmigo la noble casa de los marqueses de Araya.
No era un hecho casual la llegada del criado del marqués de don Martín Osorio y de los encapados que le acompañaban.
Oportunamente dijimos que Juan había seguido a su amo hasta verle entrar con la tapada en una casa.
Y como uno de los de la plaza mayor hubiese advertido a Juan que su amo corría algún peligro, Juan volvió inquieto a la casa en que el marqués de Araya se hospedaba y entró en ella más preocupado de lo que había visto que del encargo que llevaba.
En tal disposición de espíritu, abrió la maleta de su amo, y después de buscar las consabidas botellas hasta en los pliegues de las camisas, arribó a esta conclusión, que formuló en voz alta, sentándose meditabundo al lado de la maleta. "



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