El corazón es un cazador solitario (fragmento)Carson McCullers
El corazón es un cazador solitario (fragmento)

"Todos estaban allí parados, rodeándole. Mister Brannon se frotaba la nariz y miraba al suelo. Finalmente, se marchó en silencio. Mister Singer era el único que parecía saber lo que sucedía. Quizá porque no oía todo aquel espantoso ruido. Su cara tenía una expresión tranquila, y cada vez que le miraba, Bubber parecía calmarse un poco más. Mister Singer era diferente a todos los demás hombres, y en ocasiones como ésta hubiera sido mejor que los demás le dejaran manejar el asunto. Tenía más sentido común y sabía cosas que la gente corriente ignoraba. Se limitó a mirar a Bubber, y al cabo de un rato el pequeño se tranquilizó lo suficiente para que su padre pudiera llevarlo a la cama.
Ya en ella, el pequeño ocultó su carita y lloró. Lloraba con largos y poderosos sollozos que le hacían temblar todo el cuerpo. Lloró durante una hora, y nadie en las tres habitaciones fue capaz de dormir. Bill se trasladó al sofá del cuarto de estar y Mick se metió en la cama con Bubber. Éste no la dejó que lo tocara ni que lo abrigara. Luego, al cabo de otra hora de llanto y de hipo convulsivo, se durmió.
Mick permaneció despierta mucho rato. En la oscuridad rodeó al pequeño con sus bazos y lo estrechó contra sí. Lo acariciaba y besaba por todas partes. Era tan suave el pequeño, y despedía aquel olor salado de muchachito… El cariño que sentía por él era tan profundo que tenía que apretarlo contra sí hasta que sus brazos se cansaron. En su mente se mezclaba Bubber y la música. Era como si nunca pudiera volver a hacer nada bueno por él. Jamás le volvería a pegar, ni siquiera a molestar. Durmió toda la noche con sus bazos rodeando la cabeza del pequeño. Luego, por la mañana, cuando ella despertó, Bubber se había ido de la cama.
Pero después de aquella noche, Mick ya no volvió a tener muchas oportunidades de molestarle…, ni ella ni nadie más. Bubber ya no volvió a ser el mismo. Siempre mantenía la boca cerrada y dejó de juguetear con los demás chicos. La mayor parte del tiempo se limitaba a quedarse sentado en el patio posterior o en la carbonera, solo.
La Navidad se iba acercando. Mick deseaba realmente un piano, pero naturalmente no dijo nada al respecto. Dijo a todo el mundo que deseaba un reloj de Mickey Mouse. Cuando le preguntaron a Bubber qué quería de Santa Claus, dijo que no quería nada. Escondió sus canicas y su navaja, y no dejó que nadie tocara sus libros de cuentos. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com