La caída de Luzbel (fragmento)Juan Meléndez Valdés
La caída de Luzbel (fragmento)

"Tales fueran los grandes generales
que al ejército el Todopoderoso
de sus furores dio, todos iguales
en celo y en lealtad, del ambicioso
Luzbel y sus sacrílegos parciales
enemigos sin fin, y el pecho honroso
ardiendo en comunal alto deseo
de hacer sus frentes de su pie trofeo.

Únense en líneas, mil y mil se ordenan
y millares sin cuento; blandamente
sus grandes alas al plegarse suenan;
y en rededor el delicado ambiente
de olor de gloria y mil esencias llenan.
Sigue a una voz el himno reverente
de loor al Excelso; y acabado,
de un vuelo el gran caudillo en medio alzado,

cual un cometa hermoso: «Campeones,
—les habla—, en quien su honor el Señor fía
y alistó la lealtad en sus pendones,
de Luzbel la sacrílega osadía
visteis, y por sus locas sugestiones,
la tercer parte de astros que servía
obsequiosa ante el trono deslumbrada,
de su inefable Autor mofar osada.

¡Insensatos! ¿Ignoran que su mano
los sacó de la nada, y que si aleja
de sobre ellos su aliento soberano,
a nada tornarán? ¿Burlar se deja?,
¿o el rayo asolador enciende en vano?
Este rayo nos da: su justa queja
venguemos, y en nosotros el impío,
de Dios sienta el inmenso poderío.

Hijos suyos, esclavos venturosos
somos de su bondad; serlo queremos,
y estos son nuestros timbres más gloriosos.
El con nosotros va: ¿de qué tememos?
¿Quién como Dios?». Los vítores gozosos
no le dejan seguir, y a los extremos
del infinito el eco los llevaba:
«Dios, Dios, ¿quién contra Dios?», solo sonaba.

Las prestas alas súbito desplegan
entre salvas de bélica armonía,
y más veloces que los rayos llegan
del solar globo hasta la tierra umbría;
con sesgo vuelo rápidos navegan
del vasto espacio la región vacía,
con quien el ancha tierra fuera nada,
toda en sola una línea prolongada. "



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