El espejo y la ventana (fragmento)Adalberto Ortiz
El espejo y la ventana (fragmento)

"En la noche del monte, la casa vacía adquiría ruidos no identificables. Otros sí, familiares, como digamos, ladridos que venían de lejos, el del ganado que rumiando con paciencia, mugía de vez en cuando, agorero, poniendo su nota de aprensión en las primitividades, y un montubio que cantaba un amorfino en las casuchas de la orilla. Casi no dormía. Vagaba sumida en una especie de letargo tibio. Claribel volaba entre desarticulados recuerdos más recientes, en su duermevela chocaba placentera con su friend boy despreocupado, alegre, sanote y bien armado. Week end al pie de las fogatas sobre la playa seca del verano del hot dog con una coca cola en la mano buscadora y música de jazz en el alma. Reía y lloraba casi entonces sin saber por qué, tonterías, cuando penetraba Tommy Fuller. Eso sí era vivir sin saber dónde have a good time my child... Nada como vivir, con las mariposas que sueñan en las corolas amarillas y pintitas azules como estrellas errantes fasciculadas, rotas... temiendo esa mano que se posó... como un ave en su hombro desnudo.
[...]
Gómez no sabía qué objetar. Por primera vez en su vida se sentía culpable, aunque una resaca de satisfacción se batía en lo más recóndito, un mar aplacerado en el nivel más bajo del aguaje.
No era un remordimiento sino una indefinible desazón en la culminación de una carrera. Bella. Hermosa sangre de su sangre, carne de su carne. Como si siendo un hermafrodita perfecto pudiera poseerse a sí mismo. Recordó a ese Sangurima: un montubio primitivo, una bestia propiamente. Un señor tiene mayor sensibilidad. Nunca se vio a un carretero dopado ni a un peón morfinómano. A lo hecho pecho. ¡Qué caray! Hay que írsele por las buenas, por las chiquitas. Hay que amansarla, primero poco a poquito, esa es la táctica. Se ha puesto como las potrancas sogueadas. Fue una sola vez. Una es ninguna... Es mi hija, pero antes es una mujer, una linda mujer. "



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