La casa y el cerebro (fragmento)Edward Bulwer-Lytton
La casa y el cerebro (fragmento)

"Cuando la pálida luz regresó, los dos fantasmas estaban, diríase, bajo el dominio de la sombra que se elevaba entre ambos, y había una mancha de sangre en el pecho de la mujer; y el fantasma masculino se apoyaba sobre una espada espectral, y la sangre parecía gotear aprisa de sus volantes, de sus encajes; y la oscuridad de la sombra que se interponía los engulló... Desaparecieron. Y de nuevo las burbujas de luz salieron disparadas, volaron y ondularon, cada vez más densas y con movimientos más confusos e incontrolados.
La puerta del armario que había a la derecha de la chimenea se abrió, y del hueco salió la forma de una mujer anciana. En la mano sujetaba las cartas... Las mismas cartas sobre las que yo había visto cernerse aquella mano; y tras ella oí unas pisadas. Se dio la vuelta como para escuchar, y luego abrió las cartas y pareció leerlas. Y sobre su hombro vi un rostro lívido, el de un hombre que llevara mucho tiempo ahogado: un rostro hinchado, descolorido, con algas de mar enredadas en sus chorreantes cabellos; y a los pies de ella yacía una forma semejante a la de un cadáver, y al lado del cadáver se encogía un niño, un niño miserable y sucio, con hambre en las mejillas y miedo en los ojos. En tanto que yo miraba la cara de la anciana, las arrugas y líneas desparecieron y se convirtió en una cara joven: de ojos crueles, pétrea, pero aun así joven; y la sombra se lanzó sobre esos fantasmas y los oscureció igual que había oscurecido a los anteriores. "



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