Viento del Norte (fragmento)Elena Quiroga
Viento del Norte (fragmento)

"Servir a las demás era su goce; servía, a través de ellas, su ansia de trabajar para ganar el cielo. A veces, su alma cándida se maravillaba: «Señor, ¿y cómo voy a gozar de la gloria, con la vida tan regalada que llevo?…» Allí estaba Marcela. Dios puso en su camino aquella humana ternura para forzarla a desasirse más. La Hermana Josefa aceptó tan dura prueba, postrada a los pies de la imagen del Crucificado. ¡Qué bella debía resultar a sus Ojos la faz vulgar, de arrebatadas mejillas! Podían reírse de la Hermana Josefa. Aquel que se oculta en pan la amaba, porque era como el pan bueno, sencillo y sin levadura de malicia o pecado. El cariño maternal retenido en ella había que sofocarlo, que desprenderse de él también. La Hermana Josefa creció y creció ante los ojos del Señor, porque sólo Éste supo lo que su ingenuo corazón se desgarraba mientras se dedicaba a los más vulgares menesteres. Con la sabiduría de la bondad, la Hermana comprendió que debía seguir siendo tierna con Marcela, que la rapaza la necesitaba.
Y era más duro renunciar a ella con aquel trato diario, que renunciar de una vez y para siempre.
Trabajaba ahora sin levantar la vista de la labor; Marcela cosía a su lado, perezosamente. Algunas veces, la Hermana Josefa le contaba la vida del santo del día; tenía que hacerse fuerte para no enternecerse ante los ojos, fijos y absortos, de la muchacha.
En invierno, salvo algunos días excepcionales, dejaron de sentarse en el jardín. La Hermana Josefa decidió que Marcela diera su clase de labor en compañía de las colegialas mayores. Puso su sillita en el fondo de la clase, y se acongojaba observando cómo se volvía la indómita cabeza a la ventana, siguiendo el vuelo de algún pájaro. Durante la clase de labor estaba prohibido hablar. Al principio, las otras chicas miraron con recelo y curiosidad a Marcela, pero la indiferente expresión de su rostro les ofrecía poco comentario, y se habituaron a verla en aquella esquina con el bastidor sobre las rodillas, y la mayor parte del tiempo ociosa. "



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