La bella Dorotea (fragmento) "DOROTEA.- ¡Calla! ¡El tren! VOZ.- (Dentro.) ¡...Zolitizola...! ¡Un minuto...! DOROTEA.- ¡Un minuto! ROSA.- ¡Y de ese minuto depende todo! DOROTEA.- No, Rosa... Porque si no es hoy, será mañana... No olvides que tienen ya el billete. (Suena la campana de la estación.) ROSA.- ¿Me asomo? DOROTEA.- Sí... (ROSA va hacia la puerta del foro, pero después de abrirla se arrepiente y la vuelve a cerrar.) ROSA.- No. No me atrevo... DOROTEA.- Ni yo tampoco. Si ya lo tienen decidido, no por ir a buscarlos vamos a impedirlo... (Ha sonado el pito de la locomotora, el fragor de la máquina y el pitido ROSA.- El tren que se va... DOROTEA.- Sí... ROSA.- ¡Si no le hubiera usted dejado vender todo lo que ha vendido! DOROTEA.- Me ha salvado, Rosa... ¿Qué era yo sino una pobre histérica de pueblo, que estaba ya al borde del suicidio? Y, además, ha cumplido su promesa de hacerme feliz en todo este tiempo... Y de ser bueno conmigo... Aunque se vaya ahora, todavía debo estarle agradecida. (Y se abre la puerta del foro y de nuevo entra JOSÉ, visiblemente preocupado.) JOSÉ.- Hola. ROSA.- (Se vuelve sorprendida.) ¡Hola! DOROTEA.- (Igual.) Hola. JOSÉ.- ¿Os pasa algo? ROSA.- No, nada. DOROTEA.- Nada. JOSÉ.- Pues ya estoy aquí otra vez... ¿Qué? ¿No ha entrado nadie? DOROTEA.- No, José. ¿Quién querías que entrase? JOSÉ.- Qué sé yo... Algún viajero, ¿no? ROSA.- No. Pues no ha entrado nadie. JOSÉ.- ¿En la fonda tampoco? (Y va hacia la puerta de la derecha.) DOROTEA.- No. Tampoco. ROSA.- No creo... JOSÉ.- ¿Y no se ha recibido ningún telegrama para mí? DOROTEA.- No. Ninguno. JOSÉ.- Pues es raro... ROSA.- ¿Por qué? JOSÉ.- No, no, por nada... Porque es raro... ROSA.- (De repente tiene un presentimiento y va hacia JOSÉ.) ¿Y Juan? ¿Dónde está Juan? JOSÉ.- ¿Juan? ROSA.- Sí. ¿Dónde está? JOSÉ.- Se ha quedado con el jefe de estación. Han hecho ya las paces y van a jugar una partida. Con el cartero y con el cura. ROSA.- ¿De verdad? JOSÉ.- Claro. DOROTEA.- Entonces, ¿no se ha ido? JOSÉ.- ¿Y a dónde se iba a ir? ROSA.- Qué sé yo... Por ahí... JOSÉ.- No. Ya te he dicho que está con don Felipe en su despacho. Puedes ir a buscarle. DOROTEA.- Sí, Rosa. Anda, ve... ROSA.- (A DOROTEA.) No es hoy. DOROTEA.- No. No es hoy... ROSA.- Mejor, ¿verdad? DOROTEA.- Sí, Rosa. Mejor. ROSA.- Al fin Y al cabo, es un día más... (Y hace mutis por la puerta del foro.) JOSÉ.- ¿Le pasa algo a esta chica? DOROTEA.- No. ¿Qué le iba a pasar? JOSÉ.- ¡Está así como nerviosa... Y ahora que caigo, tú también lo estás, Dorotea. Desde que entré antes... ¿Por qué? DOROTEA.- ¿Y tú? ¿Por qué estás preocupado? ¿Qué te ocurre? JOSÉ.- Bueno, yo tengo mis motivos... DOROTEA.- ¿Qué motivos? JOSÉ.- Resulta que estábamos esperando a un amigo y no ha venido... Le esperábamos Juan y yo, ¿sabes? Debía venir ahora en este tren, pero no ha llegado y me extraña mucho, la verdad. Claro que a lo mejor lo ha perdido y viene en el otro correo. En el de las diez y treinta. DOROTEA.- ¿Y quién es ese amigo que esperas? JOSÉ.- ¿Me das un vasito de vino? Tengo sed. DOROTEA.- Sí, José. ¿Blanco o tinto? JOSÉ.- Blanco. DOROTEA.- Voy enseguida. " epdlp.com |