Shakespeare y la ballena blanca (fragmento)Jon Bilbao
Shakespeare y la ballena blanca (fragmento)

"Una vez puesta en marcha, a la imaginación de Shakespeare le era difícil detenerse. Cuando la obra pareciera haber concluido, la cola de la ballena aún continuaría subiendo y bajando, cada vez más rápido, fuera de control. Ya no parecería accionada por la fuerza de los brazos de unos cuantos hombres. Los golpes harían temblar el escenario. Las columnas que soportaban el baldaquín empezarían a oscilar y no tardarían en desplomarse. Las seguiría la galería de la orquesta. Para entonces ya habría cundido el pánico entre el público. La cola actuaría como un abanico gigante y el viento creado por ella haría volar las semimáscaras tras las que se ocultaban las damas de las galerías y les hincharía el buche como si fueran pelícanos. Volarían pelucas y empanadas de carne. Las faldas se alzarían y taparían los rostros de las mujeres; la tela pegada a la piel mostraría bocas abiertas de par en par y narices puntiagudas, como cadáveres amortajados prematuramente. Saldrían despedidos los haces de paja del tejado y también astillas, que se clavarían en pechos y cuellos produciendo explosiones de sangre arterial. En el exterior, el recubrimiento de yeso se cuartería y comenzaría a desprenderse. Perros y osos dejarían de combatir y contemplarían lo que sucedía, cabizbajos y jadeantes, con sangre goteando de los belfos. Público y actores correrían hacia las salidas, gritando y abriéndose paso a puñetazos y patadas. Los que tuvieran la mala fortuna de tropezar y caer al suelo serían pisoteados sin piedad. Tacones incrustados en bocas. La bandera con el emblema de El Globo se desprendería del tejado del teatro y caería y sería interceptada por la cola en uno de sus trayectos ascendentes, lanzándola a un lado como si fuera una brizna de hierba. Poco después sólo quedarían los lamentos de los heridos y una nube de polvo y un montón de ruinas del que asomaría, triunfante, la cola. "


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