Kanikosen. El pesquero (fragmento)Takiji Kobayashi
Kanikosen. El pesquero (fragmento)

"El destructor, que se balanceaba de forma casi imperceptible, flotaba como un albatros con las alas cerradas. Su casco entero parecía pedir a gritos un sueño reparador. De su chimenea salía, hacia un cielo sin viento, una columna de humo tan fina como la de un cigarrillo. Parecía un hilo de lana.
Al mediodía, el patrón, el capataz de los obreros y los otros todavía no se habían levantado.
«¡Serán señoritos!», se quejaban los hombres mientras se deslomaban trabajando.
Al lado de la cocina había un montón de botellas de cerveza y latas de cangrejo tiradas de cualquier manera. Viéndolas de día, incluso el camarero que las había servido se sorprendía de que hubieran comido y bebido tanto.
Por su trabajo, el camarero conocía perfectamente la vida desvergonzada que llevaban el capitán, el patrón y el representante de la factoría. Era algo que los pescadores y los obreros no debían saber. Y también sabía otra cosa de la vida de los pescadores y los obreros, y era que el patrón, cuando se emborrachaba, se refería a ellos como «cerdos». Desde su posición neutral como camarero, veía que los de arriba conspiraban para conseguir más beneficios mientras pescadores y marineros caían en sus redes. No era algo que le gustase. De hecho, estaba convencido de que sería mucho mejor para él no saber nada.
Estaba seguro de que podía predecir qué pasaría y qué no.
Eran cerca de las dos. El capitán, el patrón y los otros, con la ropa arrugada y descuidada, dieron unas latas a dos marineros para que las llevaran y se fueron en una lancha al destructor. En la cubierta, los pescadores y los obreros que estaban pescando cangrejos se quedaron mirando aquello sin dejar de trabajar, como si vieran a una novia desfilando hacia el altar. "



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