Felice (fragmento)John Luther Long
Felice (fragmento)

"La traducción de aquella interpretación alivió en gran medida su desánimo. Es verdad que el día apenas empezaba a clarear y que aún sería preciso aguardar durante muchas horas quizás antes de que se cumpliera aquel vaticinio. Pero aquel leguleyo, aquel hombre de leyes le había asegurado que sería capaz de tragarse su sombrero si no se cumpliera lo que le había predicho. Y, mientras contemplaban el boato de aquel sombrero cuidadosamente depositado sobre su cabeza, alcanzaron a confesar que, por muy brillante que fuera aquella certidumbre, no le desearían a nadie padecer aquella vicisitud y sentir aquel nudo en el estómago. Así que se dispusieron a esperar con paciencia oriental.
[...]
Así lo dispuso el jurisconsulto. Y había una pequeña estancia justo tras la oficina del magistrado, donde les pidió que tuvieran a bien esperar mientras él se disponía a recibir a los prisioneros que traerían a su presencia de inmediato y, aunque tenían a su disposición suntuosas golosinas y un juego llamado parchís para entretener la necesaria demora, no se sentían dichosos en absoluto.
Desde luego, este rubicundo magistrado, con su impresionante currículum y la adjuración concerniente a su sombrero, transmitía mucha confianza, pero cualquiera podía darse cuenta de que no era italiano, al igual que el magnífico barbero. Tras una rápida conferencia en una esquina, tan urgente semejaban ser sus necesidades, Felice tomó la determinación de coger la caravana e ir a por él. Sus sigilosos pasos habían ya casi alcanzado la salida cuando el magistrado se apercibió de ello. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com