Jude el oscuro (fragmento)Thomas Hardy
Jude el oscuro (fragmento)

"Era una noche ventosa, llena de susurros, sin luna. Con el fin de orientarse, se detuvo bajo una farola y abrió un plano que se había traído. El viento se lo doblaba y se lo sacudía, pero pudo ver lo suficiente para saber qué dirección debía tomar para llegar al corazón de la ciudad.
Después de muchas vueltas, llegó ante el primer edificio de estilo medieval. Era un colegio, como podía verse en su entrada. Entró, dio una vuelta al patio y husmeó por los rincones oscuros donde no llegaba ninguna luz. Muy cerca de este colegio había otro; y un poco más allá, otro; empezaba a sentirse envuelto por el hálito y el espíritu de la venerable ciudad. Cada vez que topaba con algún detalle que disonaba de esta atmósfera intelectual, dejaba que su mirada resbalara por encima como si no lo hubiera visto.
Empezó a tocar una campana y se detuvo a escucharla, hasta que oyó ciento una campanadas. Pensó que se había equivocado en la cuenta: seguramente habían sido cien.
Cuando cerraron las puertas y no pudo entrar ya a curiosear por los patios, vagó junto a los muros y los pórticos, palpando con los dedos los contornos de los sillares y de las esculturas. Pasó el tiempo. Cada vez circulaba menos gente por la calle, pero él seguía vagando entre sombras; porque ¿acaso no venía imaginando él estos momentos desde hacía diez años? Y después de todo, ¿qué importaba no descansar una noche, por una vez? El resplandor de las farolas, proyectado muy alto contra el cielo negro, recortaba los pináculos y los muros de las fachadas. En oscuros callejones, que parecían no haber sido pisados jamás por el hombre y haber caído en el completo olvido, sobresalían pórticos, miradores, entradas de rico y florido trazado medieval, todo con un aire de abandono que las piedras gastadas acentuaban. Parecía imposible que cobijara el pensamiento moderno aquellas mansiones tan vetustas y decrépitas.
Al darse cuenta de que no había un alma viviente por aquellos lugares, Jude comenzó a sentirse impresionado por su propia soledad, con la sensación de ser un espectro de sí mismo, alguien que no podía hacerse ver ni oír. Aspiró profundamente, y sintiéndose casi su propio fantasma, orientó sus pensamientos hacia otras presencias fantasmales que poblaban todos aquellos rincones. "



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