Las manos son inocentes (fragmento)José López Rubio
Las manos son inocentes (fragmento)

"El señor Ramos.—Sí. (Un silencio.) ¿Han encontrado ustedes sus últimas disposiciones?
(Paula y Germán se miran.)
Germán.—No.
El señor Ramos.—Es raro. Tiene que haber .. ¿Ni una copia de su testamento?
Paula. (Sorprendida.)—¿Su testamento?
El señor Ramos.—Una de las últimas veces que fue a verme, me dijo que había dejado su testamento en el notario... Hará poco más de un mes. -
Germán.—Bueno, en realidad, nosotros casi no hemos visto nada. (Señala lo que hay sobre la mesa.)—Ahí está lo que había en su mesa y en su armario.
El señor Ramos. (Indicando los papeles de la papelera.)— ¿Y aquellos papeles arrugados?
Paula. (Señalando.)—Estaba en ese cesto. Como ya le he dicho, se pasó varias horas escribiendo en su habitación... Pensamos que, quizá...
Germán.—Apenas empezar encontramos esta nota... (Toma de la mesa la hoja de papel.) con el nombre de usted y su dirección, para que se le avisase en cualquier caso... Le llamé inmediatamente, y lo hemos dejado todo así, sin tocar nada, hasta que usted llegase. (Ofrece el papel al señor Ramos. Este lo toma, saca sus lentes y lo lee. Al terminar de leer, se quita los lentes mientras suspira, afectado. Devuelve el papel a Getimán. Este, sin tomar el papel.) No. Guárdela usted, por si puede hacer falta. Está bien clara. Usted es la persona de toda su confianza.
(El señor Ramos mira otra vez la nota, la dobla cuidadosamente y la guarda en un bolsillo interior de su americana. Vuelve a suspirar.)
El señor Ramos.— Nos conocíamos desde hace muchos años. Quiso que yo me ocupase de la administración de sus bienes. Yo lo hacía por tratarse de él y, como amigo, desinteresadamente. Cuando se retiró, me dijo que no quería quebraderos de cabeza, que deseaba vivir tranquilo, sin preocupaciones, los años que Dios dispusiese... Nunca le gustaron mucho los números. "



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