Me casé con un ángel (fragmento) "Director.- ¿Qué es esto? ¿Escena familiar, en plena luna de miel? Demasiado pronto. Ernesto.- (Milagrosamente, riendo.) ¡Dios nos libre! Una pequeña discusión. ¡Nada! Estrella.- Entonces, es su mujer. Ernesto.- Sí. Estrella.- ¿Qué tal, querida? Director.- Muy honrado, señora. (Le besa tamaño.) Estrella.- ¿De modo que este infame (por Ernesto,) empieza ya a martirizarla? ¡Ah, no merece una mujer como usted! Albertina.- (Alarmada.) ¿Por qué no me merece? Estrella.- Porque ningún hombre sabe apreciar nuestro amor. (Por su acompañante, con un mohín.) Tampoco este monstruo valora el mío como debiera. Albertina.- ¿Su marido es un monstruo? Estrella.- (Riendo.) Monstruo, sí. Lo que no es es mi marido. Albertina.- ¿No? Entonces, ¿qué es? (Pausa desagradable.) Ernesto.- Siéntate, encanto. Albertina.- ¿Su novio? Estrella.- (Como si no la oyese.) ¡Qué vestido más lindo! ¿Quiere darse la vuelta? (Albertina se vuelve, tapándose, en lo posible, el escote de la espalda con las manos.) Ernesto.- Quítate las manos de la espalda. Condesa.- ¿Tiene frío? Albertina.- No. Es que me da vergüenza. Director.- ¡Qué delicia! Estrella.- No tiene motivo alguno para avergonzarse... Albertina.- Considero asqueroso que una mujer enseñe su cuerpo desnudo. Director.- ¿Cómo puede hablar así? Albertina.- Digo lo que pienso. Estrella.- Pero, querida, recuerde que es la moda. Que nosotras llevamos esos vestidos... Albertina.- Habrán perdido ustedes la vergüenza. Ernesto.- ¡Cállate! Director.- Señora, no es usted bastante moderna. Nuestro siglo es el siglo de la desnudez, del «sex appeal». Albertina.- ¿Y eso qué es? Estrella.- (Como ofendida.) ¿No sabe lo que es el «sex appeal»? Albertina.- No. Director.- ¡Qué bien! Por fin, una mujer a quien puedo explicárselo. Ernesto.- (Nervioso.) No te molestes. Se refieren a... un algo con lo que una mujer provoca ser apetecida materialmente por los hombres. Albertina.- (Asustadísima.) ¡Ay! Director.- ¿Por qué, ese «¡ay!»? También usted tiene «sex appeal». Albertina.- ¿Dónde? Director.- Por todo el cuerpo. (Galante.) Por lo menos, yo lo noto... Albertina.- ¿Qué? ¿Que yo provoco que usted me apetezca? ¿Y usted me...? ¡Tío cochino!... ¡Puerco! (Le abofetea, una y otra vez-) Director.- (Tapándose.) ¡Señora! Ernesto.- (Sujetándola.) ¡Albertina! Estrella.- ¿Qué significa...? Albertina.- (Al Director, siempre.) ¡Desvergonzado! ¡Burro! Condesa.- ¡Dios mío! Ernesto.- (Estallando.) ¡Basta! (Desde el otro ángulo de la escena, donde había permanecido con César, se adelanta Galíndez, para salvar la situación. Se oye la orquestina en este momento.) Galíndez.- (A Albertina.) Señora, ¿me haría el honor de un baile? Albertina.- ¡No! Ernesto.- Sí. Ve a bailar. (A Galíndez) Gracias. (Albertina y Galíndez, mutis por el arco. César sale tras ellos, mientras Ernesto intenta excusarla.) Discúlpenla... No sé cómo pudo ocurrir. " epdlp.com |