Carta a SèvresMaría Negroni
Carta a Sèvres

"Ahora que llueve, que irrumpen las voces de la noche, el vientre de la noche, la inspiración azul.
Que todo se derrumba al fondo de sí mismo, los héroes huyen, el silencio brama, lo cerrado es abierto, la parte el todo, lo ambiguo ambiguo.
Que me pierdo en ciudades que aún no he sido, azorada de lo que existe sin ninguna razón, sin reclamar un sentido, y es vasto y múltiple y vacío como un poema que le habla a Dios.
Que estas líneas al filo de mi cuerpo consuman por fin lo inexistente y su alegría, este elusivo interregno que soy, ese jardín ilegible donde la dama deshonesta escribe en su rincón de sombras.
Y todo sucede tan lento, el temor y la tensión, ese futuro perdido como una pena, el deseo que hace tanto es una enfermedad, todo ocurre como si lo hubiera traído un visitante, una parte de mí más grande que yo, la que tiene un sueño incumplido pero la idea se le escapa, como una promesa.
Y está bien así, todo debe aprender a perder, a volver al reino de lo desconocido incluso el amor más durable, el que se ignora a sí mismo.
Ahora que los cantos no importan, o importan en la medida en que fracasan (pues la belleza se revela sólo en aquello que se quiebra), que me he quedado sola, sola en la casa ciega, yo, la novia sensual de la penumbra, y alguien susurra a mi oído el arte de limpiar el jardín. "



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