El caso del sargento Grischa (fragmento)Arnold Zweig
El caso del sargento Grischa (fragmento)

"Aunque la identidad del condenado Byuschev ha sido presuntamente comprobada, hasta cierto grado, con la de un prisionero de guerra de nombre Paprotkin, Mando del campamento forestal de prisioneros de Navarisckij, bajo más altos puntos de vista no puede hablarse, sin embargo, de una plena demostración de identidad, tanto menos cuanto que, de acuerdo con el señor jefe del Cuartel General, ha de hacerse notar que el lado jurídico del caso tiene que pasar a segundo plano de modo decisivo ante el político-militar.
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El buen derecho ilumina a los estados, el género humano puede malgastarse por ellos. Pero cuando el Estado comienza a practicar la injusticia, él mismo se condena y abdica […] Los estados son recipientes; los recipientes envejecen y revientan. Cuando no sirven ya al espíritu de Dios, se derrumban como castillos de naipes si el viento de la Providencia sopla sobre ellos.
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Desde su altura, por encima de las dos filas y sus fusiles, ve a Grischa caminar con los hombros tirantes. Pero cuán crispadas se aprietan en su correa las pobres manos, amoratadas del frío, cómo se retuercen los dedos los unos alrededor de los otros, eso solo lo nota él. Una compasión infinita hacia aquel muchacho solitario y valiente, hacia aquel ruso inculto, le devuelve otra vez el sentimiento, este «recuerdo», subiéndole desde lo profundo, de que aquí cabalgaba un tribuno, él, Laurentius Pont, detrás de una cohorte que realiza un servicio en cualquier parte del gran «Imperium»…, mercenarios germanos que llevan a la muerte a un insurrecto contra la Ley del Imperio, simbolizada, por ejemplo, en el busto de Trajano o Adriano, a un velludo sármata, un hosco escita, un risueño samoguicio o un fanático judío moreno. El blanco país, ligeramente ondulado, lo mismo puede ser de blanca nieve que de blanca arena, o el blanco polvo calizo de Galilea o de la Galia, y lo inmutable de la naturaleza humana, al menos en un trecho tan corto como lo son dos mil años, apesadumbra su corazón. "



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