Los herederos (fragmento)William Golding
Los herederos (fragmento)

"Ahora compartían una imagen que era un propó­sito. Corrieron juntos por la terraza. En el recodo Fa retrocedió, pero cuando Lok trepó alrededor lo siguió y se quedaron en la roca mirando la isla. Vieron que el tenue humo azul seguía esparcién­dose a la luz vespertina, pero la sombra estaría muy pronto en las montañas del bosque. Las imágenes se ajustaban en la cabeza de Lok. Se veía volviéndose en el risco para hablar con la anciana: había olido el fuego cuando ella no estaba allí. Pero eso sólo era otra complicación en un día de novedad total y se desentendió de la imagen. Los matorrales se sacudían en la orilla de la isla. Fa tomó a Lok por la muñeca y los dos se encogieron contra la roca. El sacudimiento era prolongado y excitado.
Luego los dos fueron sólo ojos que miraban y absorbían sin pensar en nada. Bajo los matorrales había un tronco que flotaba en el agua y uno de los extremos se mecía en la corriente. Era oscuro y liso y hueco. Uno de los hombres de cara huesuda es­taba sentado en el extremo móvil. Las ramas que ocultaban el otro extremo se prolongaban forman­do una especie de bulto. Y el tronco quedó a la vis­ta, libre de los matorrales flotando, con un hombre en cada extremo. El tronco apuntaba hacia la cas­cada, un poco cruzado en el río. La corriente co­menzaba a llevarlo aguas abajo. Los dos hombres levantaron unos palos que terminaban con grandes hojas pardas y los metieron en el agua. El tronco no se movía del lugar en que estaba; era el río el que se movía debajo de él. Las hojas pardas dejaban en el río una cola de espuma blanca. El tronco se movió, y apareció a los lados una extensión de agua pro­funda que no se podía cruzar. Vieron cómo los hombres miraban por los agujeros que tenían en las máscaras de hueso y escudriñaban la orilla cerca del árbol muerto y los matorrales.
El hombre que iba delante en el tronco dejó el palo y tomó otro encorvado. Tomó ese palo por el medio como había hecho cuando la ramita voló a través del río hacia Lok. El tronco se acercó a la orilla y el hombre que iba delante saltó y se ocultó en los matorrales. El tronco se quedó donde estaba y el hombre que iba atrás metía la hoja parda en el agua de vez en cuando. La sombra de la cascada llegaba al tronco. Podían ver cómo el pelo le crecía al hombre en la cabeza, sobre el hueso, y era como un nido de corneja en un árbol alto. Cada vez que el hombre tiraba de la hoja el nido se sacudía y temblaba. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com