Marco el romano (fragmento)Mika Waltari
Marco el romano (fragmento)

"Me desperté dominado por la sensación de que no me encontraba solo en la habitación, sino que había alguien que esperaba a que yo despertase. Esta sensación fue tan fuerte que permanecí con los ojos cerrados y traté de percibir la respiración o los movimientos de quien estaba presente. Pero al abrirlos, descubrí que me encontraba solo. Me sentí tan desilusionado que las paredes y el techo comenzaron a desvanecerse ante mis ojos. Volví a cerrarlos y de nuevo sentí aquella misteriosa presencia. Recordé que algo parecido había sentido en el sepulcro, y una gran paz invadió mi espíritu.
Entonces pensé: «Con Él su reino vino sobre la tierra. Ahora que ha dejado el sepulcro, su reino permanecerá sobre la tierra, mientras Él permanezca aquí. Quizá siento la proximidad de su reino».
Me dormí de nuevo, pero al despertar por segunda vez sentí el peso de mi cuerpo en el lecho, el olor a sudor y noté la firmeza de las paredes de barro que me rodeaban. Mi despertar fue tan pesado como el plomo, y tampoco esta vez deseé abrir los ojos, tal era en mí el temor de volver al mundo de la realidad corpórea.
Cuando al fin conseguí abrir los ojos y pasar de la beatitud del sueño a la realidad, observé que esta vez era cierto que no estaba solo. Había una mujer acurrucada sobre la alfombra, esperando inmóvil que yo me despertara. Llevaba un manto negro y tenía la cabeza cubierta, por lo que al principio me pregunté si se trataría o no de un ser humano. Al despertar no sentí su presencia, y tampoco la había oído entrar. Me incorporé, me senté en el borde del lecho, y sentí en mi cuerpo todo el peso de la tierra.
En cuanto oyó que me movía, la mujer se enderezó y descubrió su rostro, que estaba muy pálido y ya no era joven. Las experiencias de una vida intensa habían devastado su antigua belleza. Sin embargo, en su rostro había algo inusitado y radiante. Al ver que estaba completamente despierto, movió una mano como para indicarme que permaneciera quieto, y empezó a cantar con voz profunda en el lenguaje sagrado de los judíos. "



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