La escuela católica (fragmento)Edoardo Albinati
La escuela católica (fragmento)

"¡Dios, si fuéramos ignorantes y subdesarrollados! El mundo entero conspiraría para mantenernos en ese estado, y en definitiva fueron los sacerdotes, nuestros arcaicos maestros, los únicos que hicieron algo para que saliéramos del limbo. Con lo bueno o con lo malo.
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La escuela no es precisamente un lugar para estudiar o, por mejor decir, no sólo para eso sino que también fue una época de la vida durante la cual exploramos los límites de lo conocido y de lo lícito.
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Éramos soñadores fanáticos privados de fantasía. Nuestro principal estímulo provenía de la televisión y del acervo de los chistes sucios, a los cuales he de admitir que rara vez les encontré sentido alguno; es decir, sentido integral. No es casual que exista la expresión "el primero de la clase" mientras que nunca se ha oído hablar del segundo o del tercero, o del quinto de la clase, como éramos Zipoli y Zarattini, Lorco y yo. Nacer hombre es una enfermedad incurable. No era sólo Arbio el que se mostraba torpe y descoordinado. Todos nosotros realizábamos movimientos desgarbados para hacer cualquier gesto, aunque fuese ponerse la cartera sobre la espalda (entonces no había mochilas, excepto para ir de acampada). Si un psicólogo hubiera observado los saltos descompuestos que dábamos, nuestro peculiar modo de rascarnos y de hacer aspavientos, habría deducido que padecíamos algún tipo de desorden mental.
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El discurso político más original y duradero del siglo XX es el feminismo. El principal discurso político del siglo XX no es el comunismo, originado en el curso del siglo XIX y ni siquiera los alquimistas reaccionarios que lo combatieron en mayor o menor medida. Ni siquiera el capitalismo, cuyos orígenes son aún más remotos. El movimiento político más innovador de los últimos cien años, así como el más dramáticamente contemporáneo, es el de la liberación de la mujer. "



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