Por encima de la lluvia (fragmento)Víctor del Arbol
Por encima de la lluvia (fragmento)

"Miguel solo logró dormirse cuando el alba rayaba en la persiana. Fue un sueño espeso, intranquilo, cargado de imágenes extrañas. Soñó con el joven que se había encontrado en los minutos previos a su ataque. Estaba sentado bajo un manzano en flor. Alrededor todo estaba desierto y había un cielo negro con nubes que rozaban la copa del árbol. El joven estaba elegantemente vestido, y, a su lado, Miguel era un niño que estaba descalzo. El hombre lo tomaba de la mano y lo llevaba a una alberca. Al asomarse, Miguel podía ver su reflejo pero no el del hombre. Entonces, el agua empezó a enturbiarse, como si algo brotara del fondo, una mezcla sanguinolenta bajo la que emergió el rostro de una mujer, también joven, con los ojos cerrados y la boca cegada con ramas y barro. Miguel la reconoció. Era su madre. La llamó por su nombre y la mujer abrió los ojos y dijo algo que no logró entender.
Miguel despertó jadeando. Durante un largo minuto se quedó tumbado a oscuras mirando el techo. No podía quitarse de la cabeza la imagen de su madre, muerta y viva a la vez. Se levantó y fue hasta el estante en el que Natalia le había permitido colocar la urna con las cenizas. Desenroscó cuidadosamente la tapa. Ahí estaba su madre convertida en un montón de cenizas. Miguel acercó un dedo y escribió sobre ellas el mismo nombre que recordaba haber visto garabatear a su madre en las paredes de casa con sus excrementos: Amador. El nombre de su padre. El nombre del joven que creyó haber visto antes de desplomarse en plena calle, el mismo hombre que le había cogido la mano en el sueño.
Cerró la tapa con las cenizas de su madre todavía en la punta del dedo. Miró hacia la derecha. Una sombra se movía en la penumbra. Era el joven del sueño, que le sonreía como la primera vez. "



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