Alegre (fragmento)Hugo Wast
Alegre (fragmento)

"Se había levantado un telón en el escenario de su vida.
Sentía que algo aleteaba en su pecho. Era una alegría nueva y grande.
El paisaje tantas veces visto, le pareció cambiado. La luz era más pura, la brisa más fresca y perfumada, el canto de los pájaros más armonioso, las mariposas y los insectos, las flores de los campos, el bosque, las nubes del cielo, el cielo mismo, y el mar, el inmenso mar brillante, tenían un esplendor nuevo.
La amistad que nacía en su alma por aquella amable criatura de ojos azules, como una varita mágica, había trasformado el mundo.
¡Qué tonto! ¿Por qué no averiguó? ¿Cómo se llamaba? Su nombre sería lindo, más lindo que Alegre; se llamaría... ¿Cómo se llamaría? Si le hubieran dicho que le pusiera un nombre, como el tío Delfín le puso a él, la habría llamado Golondrina; no golondrina, no; las golondrinas son harto locuelas y ella era más juiciosa; tenía que ser el nombre de una flor que se le pareciera... ¡Flor del aire! Ése era su nombre, estaba seguro, hubiera apostado cualquier cosa.
Y habría perdido, porque la chiquilla no se llamaba Flor del aire, ni Golondrina.
Su nombre era más feo, quizá; pero era el suyo verdadero.
Había llegado al muelle; amarró la Gaviota distraídamente y saltó a tierra.
Y su pobre Gaviota se quedó esperando que acariciara sus bandas finas y lustrosas, y tendiera sobre ella una lona para defender su pulido casco de las injurias del polvo y del sol.
Nada hizo el grumete.
Si la Gaviota hubiera podido llorar, habría llorado de pena y de celos.
[...]
La Gaviota corría como un caballo desbocado. Los brazos de Alegre parecían de acero.
Y cuando la proa de la barquilla tocó el muelle, la fuerza nerviosa lo abandonó; y al saltar en tierra no tuvo ánimo para cubrir su bote con la lona.
Pero esa vez la Gaviota le debió perdonar su descuido, porque le tocaba el turno al pobre Alegre de beber en aquella amarga copa de los celos, donde se pone a prueba la verdadera amistad. "



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