La vida perra de Juanita Narboni (fragmento)Ángel Vázquez
La vida perra de Juanita Narboni (fragmento)

"Tengo que tomar una determinación. Buscaré la llave y entraré en casa como la que no quiere la cosa, con naturalidad. ¿Lo ves, Juani? No hay nada en el portal. Todo, todo son imaginaciones tuyas. En buena hora no probé una gota de alcohol. Dicen que los alcohólicos ven cucarachas y murciélagos... ¿Quién sabe? Pero yo no estoy alcoholizada. ¡A bueno está de desprestigiarte por un bicharraco de mierda! ¿Lo ves?
¿Lo ves cómo cuando se tienen los nervios templados no ocurre nada? Papá —que en Gloria esté— siempre lo decía: en las situaciones peligrosas hay que templar los nervios. Aquí está la llave. La introduzco en la cerradura, sin temblar, Juani, la puerta cede, se abre, como de costumbre. ¡Ay, guos por mí se haga! Algo me rozó las piernas, algo peludo, ¡es él, él! Se ha metido en casa, no haya un mal. Y hasta que llegue a la cocina y encuentre las cerillas, tiempo le da de atacarme, de saltarme los ojos. No, no quiero morir aunque ya no esté precisamente en la flor de la edad. Me resisto a morir y menos de esa forma. No. Yo no entro. Cerraré. Me acercaré a la casa de Mona. Sabe Dios el destrozo que me estará haciendo y lo peor es que me he dejado la puerta del dormitorio abierta. Si hay alguien más infeliz que yo, que venga Dios y lo vea. ¿Es esto la Justicia Divina? Pues lo es, Juani. Porque si tuvieras otra lengua y otros pensamientos, nada de esto te hubiera ocurrido. Ahora, como de costumbre, Mona no estará. Desde que se le casó el hijo no para en casa un minuto. ¿Y cuándo paró? Muchas veces le he dado a entender que me gustaría salir con ella, pero se ha hecho la sorda. No es amiga mía, las cosas como son. Esther tampoco la tragaba. Menos mal que ahora tengo a Dedé. ¡No vuelvas, luz maldita, no vuelvas nunca! ¡Toma, ya volvió! Menos mal. Pero dentro tengo al visitante nocturno. De buena gana me iba ahora mismo al Café Fuentes. ¿Estás loca, Juani? Entra en casa de una vez y a escobazos limpios lo arrojas de casa. Con la luz todo es más fácil. Nada. Lo que te decía, esta preta, se le caiga el massaj, no está. Nunca está. ¿Y a quién llamo? No pasa ni un alma. Y aunque pasara. Si esa maldita de Hamruch se quedara a dormir en casa a mí no me ocurrirían estas cosas. Su presencia me envalentona. Ella es más cobarde que yo. ¡Adelante, Juani!, ¿no te acuerdas? ¡En avant! Bueno, en el pasillo no está. La puerta de la cocina está cerrada. No, si lo único que me dejé abierto fue la puerta del dormitorio. Pues esta noche la paso yo en una silla, o me acuesto en el dormitorio de la marrana. Promesa hice de no poner un pie en ese antro, pero cuando Dios quiere probar nuestra humildad... Ya veremos. Juani, Juani... ¡Minino, minino! ¿Y si fuera a la cocina y le diera un jurelito de los que sobraron este mediodía? ¡Lo que faltaba!
Entonces es cuando no se iba de casa ni a tiros. Se instalaba para siempre aquí. El Hotel Minzah gatuno iba a ser esto. No. Ésa no es la táctica. Bueno, abriremos el paquete de Dedé. Antes cerraré rápidamente la puerta del dormitorio. Eso es. Ese hijo de su madre se ha subido a mi cama, seguro. Preta suerte la mía. Nunca intentó subirse ningún hombre y a la vejez se me sube un gato. Lo que faltaba es que tuviera esa enfermedad que tienen los gatos y me dejara la colcha perdida de escamas. Me pasaré la noche entre el comedor, la cocina y el despacho de papá, hasta que llegue Hamruch por la mañana y lo eche. Desinfectaremos el dormitorio. Lo que me quedaba que ver, como si yo fuera una apestada. Me estoy viendo a los bomberos fumigando la habitación. ¡Qué horror! Acabaré como Dolly Morish, que al ver que un bombero entraba en su habitación por la ventana, creyó que era un hombre que venía a violarla y se murió. Se murió del susto, la pobrecita. No. Eso no me pasaría a mí, desde luego que no. Yo me abriría de brazos, gritando: ¡Tuya, Mohamed, Porfirio, Isaac o lo que fuera!... ¡Soy tuya, soy tuya! ¡Llévame de una vez, llévame en tus brazos, sácame de este infierno! Ni lo uno ni lo otro, Juani, sino que muy correcta, muy bien educada, obedecería sus órdenes. Point. En mala hora te conocí, Dedé. Todo esto me está pasando por culpa tuya. Bueno, eso no es verdad, pobrecito, ¿qué culpa tiene él? Voy a tomarme una copita de algo. Si es que queda algo que se pueda tomar. Marcada quedó nuestra amistad, marcada por los arañazos de un gato. Abriré el paquete. ¡Qué bien atado está el perverso! Iré por unas tijeritas. De un tironazo ¡A bueno está con tanto chichi! ¡Ea! ¡Qué barbaridad! ¡Más de medio paquete de galletas y canapés de todas clases! Este hombre está loco... ¡Esto es demasiado! Me distraeré comiendo. Tengo los nervios tan destrozados... Larga es la noche, y ventosa, la preta. Mejor será que tenga a mano unas cuantas velas, no me extrañaría nada que volviera a apagarse la luz, y un apagón tal como yo tengo los nervios puede ser mortal. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com