Una revelación brutal (fragmento)Louise Penny
Una revelación brutal (fragmento)

"Tendrían que habérselo imaginado. De recién nacida, Armand la llevaba a dar interminables paseos en coche para intentar tranquilizarla cuando lloraba. Le cantaba, con su grave voz de barítono, canciones de los Beatles y de Jacques Brel. Y La Complainte du phoque en Alaska, de Beau Dommage. Era la canción favorita de Daniel, un lamento conmovedor. En cambio, con Annie no tenía el menor efecto.
Un día, después de sujetar con el cinturón a la niña chillona en el asiento del coche, arrancó el motor sin recordar que llevaba puesta una vieja cinta de los Weavers.
Cuando empezaron a cantar en falsete, la niña se calló. Al principio le había parecido un milagro. Sin embargo, después de cien vueltas a la manzana oyendo la risa de la niña y a los Weavers cantando «Wimoweh, a wimoweh», Gamache echó de menos los viejos tiempos y empezó a tener ganas de ponerse a chillar él también. Pero, mientras ellos cantaban, la pequeña leona dormía.
Annie Gamache se convirtió en su cachorro de león. Y al crecer, en una auténtica leona. Pero a veces, mientras paseaban juntos tranquilamente, contaba a su padre sus temores, sus decepciones y las penas cotidianas de su joven vida. Y el inspector jefe Gamache sentía el deseo de abrazarla para librarla de la necesidad de hacerse la valiente a todas horas.
Era así de intensa porque tenía miedo. De todo.
El resto del mundo la veía como una leona noble y fuerte. Él miraba a su hija y veía a Bert Lahr, el León Cobarde. Pero nunca se lo diría a ella. Ni a su marido. "



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