Los dos soles de Toledo (fragmento)Alonso Alcalá y Herrera
Los dos soles de Toledo (fragmento)

"Todo lo oyó Mitilene, porque entre lo espeso de los mirtos y chopos se previno escondiéndose. Pero no pudiendo sufrir que el decoro de su fe estuviese en don Lope dudoso, se descubrió; y le certificó de ser él y no don Gregorio el querido objeto de sus ojos. Con esto se despidió don Lope y en cinco o seis noches, con el decoro posible del honor de Mitilene, logró dulces coloquios y felices discursos, y por segundo premio, trofeo de su fe, un curioso bolsillo de oro con botones, cordoncillos y flecos de oro de sus rizos, cogidos de los revueltos despojos del ebúrneo peine, y dentro otro listón, color rojo lirio, y en un renglón de oro escrito: soy de don Lope. Pero él se desquitó del empeño con un costoso y precioso cupido de oro y rubíes que le dio con mil firmes prometimientos de ser su esposo, si no se lo impidiesen sus pocos merecimientos y corto destino respecto del odio que su tío don Pedro tuvo con sus progenitores sobre cierto litigio. Confirmó Mitilene su dudoso ofrecimiento con prometerle lo mismo y pedirle que, con todo secreto, se dispusiese el efecto de sus recíprocos deseos.
Pero como en el terrestre globo los gustos son veloces y no suceden siempre prósperos, presto se les enturbió su contento, presto el sereno cielo de sus conformes deseos se obscureció de nubes y furiosos truenos. Sucedió, pues, que don Lope se retiró de Toledo por tiempo de un mes por cierto fortuito suceso, sin ser posible, primero que se fuese, despedirse del bello sol de Mitilene; y Nise, sintiendo en lo oculto pecho el mismo fuego que Mitilene desde que en el festín le vio y en el coche oyó de los dos los requiebros y dulces coloquios, propuso en su mente dividirlos y sustituirse (si don Lope volviese) querido dueño suyo por todos los medios que le fuesen posibles. Y porque mejor se consiguiese el fruto y premio de sus desvelos y del efecto de su pretensión viese felices principios, lo ordenó su destino de suerte que todo sucedió como lo pudo pedir su deseo; porque corrido don Gregorio de ver que don Lope en su coche siguió el de Mitilene sin que se lo impidiesen, y el difuso tiempo que se entretuvo (que de todo dio fe siguiéndolos de lejos), viéndose consumir sin remedio de insufribles celos, sin poder eximirse del interno fuego consumidor de su pecho, hizo que sus deudos entre los de Mitilene y preferente don Pedro, su tío, propusiesen el consorcio. Y porque el efecto de él con resolución y en breve se dispusiese dio comisión de que sin dote ninguno se hiciesen los conciertos. Se comunicó todo entre uno y otro deudos y convinieron los de Mitilene en que se hiciese el desposorio, visto ser conveniente por los méritos de don Gregorio, noble y robusto joven, rico, de ilustre tronco y excelente sujeto, y por el venturoso empleo de Mitilene y no de menor cómodo de su tío y en el dote sin desembolso de dinero, condición y punto muy convenible, y en estos tiempos poco pedido de los novios. Con esto que se decretó dio luego el sí don Pedro, tío de Mitilene, y después se lo comunicó con excesivo contento, diciéndole que, conociendo lo mucho que su destino tuvo de venturoso, dio y otorgó luego en su nombre el consentimiento porque no se perdiese tiempo en disponerse lo preciso y conveniente, y que si con él después viniese don Gregorio su esposo, le recibiese cortés y prudente. "



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