La reina Cristina de Suecia (fragmento)Dario Fo
La reina Cristina de Suecia (fragmento)

"Mientras tanto, Cristina había vuelto a su gran pasión por los estudios, principalmente los de filosofía y ciencia, y había conseguido convencer a Descartes, el genio del saber que residía en París, para que se reuniera con ella en su palacio de Estocolmo con el fin de vivir un sueño hasta entonces irrealizable: escuchar de su propia voz todo lo que no había tenido la oportunidad de aprender.
Durante el reinado de Cristina, su corte se distinguió como una de las más refinadas y cultas de Europa. Tanto es así que Estocolmo era conocida como «la Atenas del norte». La reina había invitado a Hugo Grocio, ilustre jurista, filósofo y escritor holandés, a ocupar el cargo de bibliotecario, pero este había muerto durante el viaje que lo llevaba a Suecia. Mantuvo después correspondencia con Pierre Gassendi, filósofo, teólogo, matemático, astrónomo y astrólogo francés. Blaise Pascal le donó una pascalina, el instrumento de cálculo precursor de la calculadora moderna, inventada por él.
En 1646 Cristina, a través de uno de sus mejores amigos, el embajador francés Pierre Chanut, empezó un intercambio epistolar con Descartes, de quien se hizo mandar un ejemplar de sus Meditaciones metafísicas. Invitó repetidas veces al filósofo a Suecia, hasta que en 1649 su petición fue atendida.
Mientras la corte se preparaba para recibirlo con todos los honores, se presentó en Estocolmo una compañía de cómicos italianos, procedentes directamente de Francia, que estaban cosechando éxitos sin precedentes en todos los rincones de Europa. Así pudo Cristina cumplir por fin otro de sus deseos: ver de cerca la magia de esos comediantes que improvisaban sobre las tablas y conseguían hacerse entender fingiendo hablar todas las lenguas de la creación, incluyendo las que, a decir verdad, no existían.
Los cómicos le ofrecieron un regalo inesperado: montaron una comedia solo para ella, una farsa en la que, a través de la alegoría, se hablaba también de la reina y de algunos acontecimientos recientes que la atañían. Con delicadeza y levedad, por supuesto.
Pero detengámonos nosotros también a ver la comedia junto con Cristina. Los actores están listos, entran en escena: comienza el espectáculo. "



El Poder de la Palabra
epdlp.com