Historia de una curruca (fragmento)Giovanni Verga
Historia de una curruca (fragmento)

"Vi una vez enjaulada una pobre curruca: triste, medrosa, enferma. Mirónos abriendo sus ojos espantados, arrinconada en un ángulo de su estrecha prisión. Y cuando oía el alegre canto de los otros pajarillos, que gorjeaban en el verde prado o remontábanse hacia el cielo, seguíalos con la vista, que bien se hubiera podido imaginársela empapada en lágrimas. Empero, a la mísera prisionera abatida, nada le sugirió su instinto que pudiera librarla del débil muro que la tenía encarcelada. Prodigábanle cariños sus cuidadores: cándidas criaturas regocijadas, que sin comprender la pena de su cautiverio, dábanle en cambio un puñado de migajas de pan, a las que acompañaban ingenuas palabras de afecto. La pobre curruca se mostraba, resignada con su suerte; ¡infeliz! Llena de mansedumbre, aun en su dolor, parecía, exenta de todo sentimiento de reproche, picoteando el mijo y las migajas; pues su extrema debilidad no le permitía más. Dos días después, en su prisión, doblada la cabecita bajo el ala, encontrósela consumida.
(...)
Cuando la madre de los dos pequeñuelos, inocentes despiadados verdugos de la pobre avecilla, me narrara la historia de una desventurada, a la que los muros del claustro habían aprisionado el cuerpo, y la superstición y el amor torturado el espíritu: uno de aquellos dramas íntimos frecuentes en la vida, que pasan velados por el misterio, cuita de un corazón tierno, delicado, que amó, lloró y rogó, ocultando sus lágrimas y sus plegarias, y que por último, envuelto en su dolor, se consumió, yo pensé en la dulce curruca cautiva, que contemplaba silenciosa el firmamento azulado a través de los alambres de su jaula..."



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