Simbolismo geométrico de la vida (fragmento)Matías Nieto y Serrano
Simbolismo geométrico de la vida (fragmento)

"El pensamiento vive de lleno su vida propia en cuanto llega al círculo tercero del polo negativo. Aquel círculo es la flor de su vida, y por debajo de la flor comienza el tallo, hasta descender á la raíz, que está en el organismo vegetativo y en el cosmos. Bella es la flor de la imaginación, importantísima en el ejercicio de las funciones más sublimes. No se debe, á pesar de eso, olvidar que, sin el tallo y la raíz, se evaporaría en las alturas.
En la flor del pensamiento están la vida, la generación, el bien bajo todas sus formas. Es la razón pura, fertilizada por algo más puro todavía, por el sentimiento, que se deja arrastrar siempre más alto que toda aparición celeste, dispuesto constantemente á rechazar cualquier reposo con que le brinde la inteligencia, como no sea el reposo aquel, inefable, definitivo, que le proporciona la fe, último esfuerzo de una voluntad encadenada por la pasión de lo infinito.
Semejante situación de ánimo tiene sus dulzuras, sus ventajas, su razón de ser. Y con todo, el esquema por un lado, y la experiencia más vulgar por otro, demuestran irrecusablemente que constituye una sola fase, por más que pueda ser la fase más hermosa, de la vida; que si le es dado absorber la vida en lo indefinido y sobreponerse á la realidad, es á su vez absorbida é interpuesta entre las realidades de la vida.
¿Qué hacer en el conflicto posible de lo que manda la Ciencia y de lo que siente la Religión? Reconocer los derechos que asisten á cada extremo para tomar asiento en el gran escenario de la vida universal, y tratar de uniformarlos en cuanto sea posible, ya que sea imposible borrar su distinción. Lo que afirma el sentimiento puro, la Ciencia no lo sabe; lo que afirma en absoluto el saber puro, lo niega el sentimiento. Pero esto sucede en general y cuando nos esforzamos por "mantener inertes los polos de la función. Un ejercicio común de los polos contrapuestos nos dará todavía términos medios particulares y finitos, admisibles como engendros viables, como transacciones equitativas, que mantendrán un comercio provechoso para todos. Las soluciones particulares de los diversos problemas de la vida deben ser las mismas para la razón y para la religión. No quedará otra diferencia sino la de que el racionalista extenderá á lo que no sabe la fe racional que le inspira lo que sabe, y el creyente descenderá hasta lo que sabe con la fe nacida en el seno de lo que ignora. "



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