El crucero del Dazzler (fragmento)Jack London
El crucero del Dazzler (fragmento)

"Joe trabajaba resueltamente, aunque no podía evitar el asombrarse ante lo raro de todo aquel negocio. ¿Por qué lo rodearían de tanto misterio? Apenas había comenzado a hacerse estas preguntas, cuando oyó en dirección de la playa el canto de un búho, y en su mente nació una horrible sospecha. Extrañado de que hubiese un búho en un lugar tan poco apropiado, se detuvo en su trabajo. Pero de pronto surgió de la oscuridad un hombre, y dirigió de lleno hacia él la luz de una linterna sorda. Cegado por la luz, retrocedió dando traspiés. Después, un revólver que el hombre llevaba en la mano se disparó, con el estampido de un cañón. Joe se dio cuenta de que el tiro iba dirigido a él, y sus piernas manifestaron un deseo irresistible de huir. Aunque lo hubiese querido, le hubiera sido difícil permanecer allí para dar una explicación a aquel hombre tan excitado que tenía en la mano un revólver humeante. Emprendió la carrera hacia la playa y tropezó con otro hombre que salía corriendo de detrás de un montón de hierro, también con una linterna sorda. Este segundo hombre reaccionó prontamente y corrió tras Joe, que bajaba a escape del dique.
Saltó al agua, en busca del bote. French Pete con los remos de proa y Frisco Kid con el otro par habían puesto el esquife cara al mar y esperaban tranquilamente su llegada. Tenían los remos dispuestos para partir, pero permanecieron inmóviles porque los dos hombres habían comenzado a disparar contra ellos desde lo alto del dique. El otro esquife estaba más cerca de la playa y casi encallado. Bill trataba de ponerlo a flote y llamaba al Londinense para que le ayudara; pero aquel caballero había perdido la cabeza por completo y llegaba nadando a la zaga de Joe. No bien había acabado de trepar Joe por la popa, cuando hizo otro tanto el Londinense. Este nuevo peso estuvo a punto de hacer zozobrar al bote. Ya había entrado una excesiva cantidad de agua agravando el peligro. Entretanto, los hombres del dique habían cargado de nuevo sus armas y abrían otra vez el fuego, pero con mejor puntería. La alarma había cundido. Se oían voces y gritos desde los barcos del muelle, a lo largo del cual corrían algunos hombres. Más lejos sonó furioso un silbato de policía. "



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