Formas del amor (fragmento)David Garnett
Formas del amor (fragmento)

"Rose escribió a su tío, un abogado de Chinon, y unas semanas más tarde recibió una carta diciendo que podía recomendarles una pequeña finca que estaba en venta, pero que el precio era bastante elevado. Tenía, a pesar de todo, varios atractivos. Se encontraba sobre una colina que se asomaba sobre el lugar de nacimiento de Rabelais, La Deviniere. La pequeña granja, los graneros y las bodegas eran restos de antiguos edificios monásticos, que habían formado parte de la Abadía de Seuilly. Más relevante aún era el hecho de que la finca poseía un viñedo de unas cinco hectáreas, plantado con cepas antiguas que producían un vino tinto excelente, de un porcentaje alcohólico del once o doce por ciento, para el cual ya existía un mercado sólido. «En realidad, es el primer vino que Rabelais probó en su vida, un hecho que puede interesarle a tu marido, que me parece tiene aficiones literarias.»
Inmediatamente después de recibida la carta condujeron hacia Chinon, guardaron el Rolls en un garaje, se vistieron con sus ropas más gastadas y terminaron el viaje en un coche alquilado: había que evitar toda apariencia de riqueza.
La propia ciudad de Chinon y la gran extensión de llanuras del condado del Loira habían deprimido a Sir George, pero apenas el coche abandonó la carretera principal y comenzó a ascender el camino que llevaba hasta Seuilly, se sintió más animado. Cuando llegaron a lo alto de la colina y pudo contemplar el paisaje, ya estaba decidido. Al norte se divisaba, al otro lado del río Vienne, la meseta de Bourgeuil; al este se extendía a sus pies todo el campo de batalla de la guerra contra Picrochole, descrita por Rabelais. Mientras lo contemplaba, Sir George reconoció en el paisaje una cualidad que sólo podía definir como bondad. Era a principios de mayo: de las viejas cepas de las viñas asomaban ya los brotes jóvenes; la tierra estaba cubierta de flores primaverales; las primeras rosas acababan de florecer sobre las vetustas paredes de piedra del siglo XIV. Nada malo podría acontecer en un lugar como aquél. Todo le daba la bienvenida con una feliz promesa de paz y sencillez. Terminaría sus días cerca del lugar en el que Rabelais había nacido.
Una vez decidido, se dedicó a organizar los detalles prácticos, mientras Rose descansaba en la fresca cocina de azulejos. Luego, una vez recorrido el viñedo y los prados contiguos, inspeccionada la prensa del vino y la oscura y alargada bodega, más de cuya mitad estaba construida bajo tierra, regresó y firmó el acuerdo que el tío de Rose había redactado. El trato se selló con sendas copas del vino más viejo de la bodega. Entonces regresaron a la bodega con la viuda que vendía la propiedad, para probar el vino del año anterior. "



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