Examen del maniqueo "Cuántas veces ha sido humillada tu soberbia: la soberbia del maniqueo. Cuántas veces has tenido que beberte las lágrimas de hiel de no ser puro como un ángel. ¿De qué vale sutilizar los argumentos? -Sí, has colaborado con todo lo que odias, con la múltiple, infinita cara del mal. ¿En mínima medida? ¿Sólo por omisión? ¿Sólo para ganar el pan? Nada puede consolarte. -Nada: porque mientras menor o más irrechazable haya sido tu complicidad, más esencial es tu miseria, y mientras creías estar amparando en tu casa a los dioses siempre derrotados, no eras más que un oscuro obrero de la monstruosa construcción. Y así, cuando llegues a la presencia de tu Señor, no podrás decirle: fui puro, no pacté, no mezclé mi alma con las tinieblas, sino tendrás que confesarle: soy esta mezcla deleznable, me fue impuesto el insulto de la promiscuidad, tuve que dar al César lo que es del César y al cuerpo lo que es del cuerpo, soy uno más, perdido y manchado, en el rebaño, -quise salvar la luz, pero no pude." epdlp.com |