Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (fragmento)Octavio Paz
Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe (fragmento)

"Es imposible afirmar que sor Juana desconoció del todo el pensamiento filosófico y científico de su tiempo. Ya señalé que Irving A. Leonard ha podido mostrar que llegaban a México, clandestinamente, libros prohibidos: astrología, magia, novelas libertinas, Biblias, comentarios protestantes de las Escrituras y, en fin, unos pocos volúmenes de filosofía y ciencia. Sigüenza y Góngora cita a Galileo, Kepler, Copérnico, Descartes, Gassendi. Cierto, es difícil que sor Juana pudiera tener en su celda, sin escándalo y peligro, ese género de autores; no lo es que los haya leído, a hurtadillas, o que haya escuchado, en su tertulia del locutorio, resúmenes y exposiciones orales. Nada de esto -al revés de lo que ocurre con Sigüenza- se trasluce en sus escritos. En materias tocantes a la ortodoxia, ya lo vimos, siempre fue extremadamente prudente y reservada. Sin embargo, el temor y la reticencia no explican totalmente su actitud. Más arriesgado y con mayores conocimientos científicos que la poetisa, Sigüenza tampoco dio el paso definitivo hacia la modernidad. El silencio de sor Juana y las vacilaciones de Sigüenza se explican en parte por el temor a la Inquisición. Otro elemento fue la ignorancia: sus informaciones eran incompletas y dispersas. No podía ser de otro modo. Sigüenza y Góngora se vanagloriaba de estar al tanto de todo lo que pasaba en Europa en materia intelectual. Inocente vanidad: sus escritos revelan lo contrario. Se ha dicho que se carteaba con las celebridades europeas en la astronomía y en las otras ciencias: nadie ha visto una de esas cartas. Comprendo que las que él guardaba se hayan perdido, como tantos de sus manuscritos, pero ¿las de los archivos de esas notabilidades? Tampoco hay pruebas de que Luis XIV lo haya invitado a su corte.
Sigüenza, sor Juana y los otros estaban aislados y vivían en un mundo cerrado al porvenir. Su cultura intelectual ya era, esencialmente, para el tiempo en que vivieron, un anacronismo. El Sigüenza que cita cuatro veces a Descartes en la Libra astronómica y filosófica, cita en el mismo escrito veintiún veces a Kircher; el Sigüenza que calcula un eclipse, afirma que Neptuno era un egipcio "progenitor de los indios americanos". La modernidad de Sigüenza era ambigua y contradictoria; la de sor Juana, tímida e incompleta. Una de las razones del interés que despiertan es su situación excéntrica: contrasta su vivacidad intelectual con los sistemas e ideas que manejaban: caducos los primeros y molidas y remolidas las segundas. Leonard definió a Nueva España como una "sociedad neomedieval". El adjetivo es justo aunque no sea totalmente exacto: Nueva España fue una sociedad orientada no a alcanzar la modernidad sino a combatirla. "



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