Filosofía del lenguaje (fragmento)Karl Vossler
Filosofía del lenguaje (fragmento)

"Paul ha mostrado asimismo cómo las más diversas significaciones mentales pueden ocultarse bajo una misma estructura gramatical. Veamos algunos de sus ejemplos. Ante frases de construcción elemental como [traduttore traditore], acostumbramos a considerar que el sujeto está representado por el primer nombre y el predicado por el segundo, vale decir: el traductor es un traidor. Idéntica apariencia tienen frases como ein Mann ein Wort o bon capitaine bon soldat, las cuales tienen, sin embargo, un sentido totalmente diverso. Un hombe (Mann) no es una palabra (Wort), sino que, una vez empeñada su palabra, debe responder de ella y mantenerla. El buen capitán no es un buen soldado, pero, si el capitán es bueno, también el soldado lo será o debe serlo. Ninguno de ambos casos ofrece ya una relación declarativa, predicativa: en el primero hay una relación desiderativa; en el otro, una relación condicional.
En esta pluralidad de significaciones psíquicas contenidas en una misma forma gramatical se basan no sólo infinidad de equívocos, sino, además, toda especie de chistes y juegos verbales. Así como hay chistes y juegos de palabras, los hay también de construcción oracional. Es lo que acaece, por ejemplo, cuando se hace deslizar una “mención” positiva en una forma gramatical negativa o dubitativa, como al decir: “No es tonto el mozo”, para celebrar a alguien por su viveza, o al preguntar: “¿Qué anda usted buscando por aquí?”, para alejar a un importuno.
El efecto retórico de tales giros reside, claro está, en que nuestro sentimiento del lenguaje espera como habitual o regular la coincidencia de la forma gramatical con lo “mentado” psicológicamente, y en esos casos la defraudación de la espera nos provoca de algún modo una excitación. Si la coincidencia de ambos términos no fuese lo normal, ¿podría su disparidad afectarnos como irónica, patética, cómica, etc., según las circunstancias en que se manifiesta?
Pero quizá la coincidencia no es tan frecuente como suponemos. Quizá sea una exigencia nuestra, pero rara vez —o nunca— una realidad. No vamos ahora a ponernos a decidir si al hablar aquí de regla lo hacemos en el sentido de hecho frecuente o de norma natural o de ideal lejano. Semejante cuestión, cuando se atiende a las relaciones sintácticas, no puede tratarse sino de modo imperfecto. "



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